En el contexto contemporáneo de las relaciones internacionales, la búsqueda de la hegemonía y del poder suele presentar rasgos que, aunque se modernicen en sus formas, mantienen una esencia tradicional de imposición y coerción. Durante la administración de Donald Trump, se vislumbró con nitidez la persistencia de prácticas que tensionaron las estructuras de la soberanía estatal, así como el orden comercial que, desde hace décadas, rige la economía global. Tanto la aplicación de fuertes aranceles —del 25%— a países como Canadá y México, como la insistencia en amenazar con intervenciones militares en territorio mexicano, mostraron un modelo de gobernanza que muchos consideran un imperialismo renovado.