El exgobernador de Puebla, Mario Marín, ha sido trasladado del penal del Altiplano a su domicilio en Puebla, donde cumplirá su proceso judicial por tortura contra la periodista Lydia Cacho. Esta medida ha generado controversia, especialmente por las implicaciones en el caso de la red de explotación infantil denunciada en 2005.
Mario Marín, exgobernador de Puebla, fue trasladado a su domicilio en la madrugada del 14 de agosto para cumplir con prisión domiciliaria, tras haber pasado más de tres años en el penal de máxima seguridad del Altiplano. Esta decisión se da en el marco del proceso judicial que enfrenta por la tortura de la periodista Lydia Cacho, un caso que ha levantado una fuerte polémica desde su inicio.
La madrugada del 14 de agosto, un convoy de la Guardia Nacional trasladó a Mario Marín desde el penal del Altiplano hasta su domicilio en Puebla. Esta medida fue autorizada por la jueza Angélica del Carmen Ortuño Suárez, quien argumentó que Marín no representa un riesgo de fuga debido a su estado de salud. El exgobernador deberá portar un brazalete electrónico y permanecerá bajo vigilancia permanente.
Lydia Cacho, la periodista que fue víctima de tortura bajo las órdenes de Marín en 2005, ha expresado su descontento con la decisión. En redes sociales, Cacho afirmó que la medida pone en riesgo su seguridad y la de su equipo de defensa.
«No ha sido exonerado, pero sigue siendo una amenaza para mí y para los testigos»
Señaló la periodista.
Datos y estadísticas
Marín fue detenido en febrero de 2021 en Acapulco, Guerrero, y desde entonces ha estado en prisión preventiva, primero en Cancún y luego en el Altiplano. La medida de prisión domiciliaria fue otorgada tras la presentación de diversos informes médicos que argumentaban su deteriorado estado de salud, razón por la cual se consideró viable que cumpliera su proceso en su casa.
Antecedentes
El caso contra Mario Marín se remonta a 2005, cuando Lydia Cacho fue detenida de manera arbitraria y torturada tras publicar su libro «Los Demonios del Edén», en el cual revelaba una red de explotación sexual infantil en la que estaban involucrados personajes de alto perfil, incluyendo al empresario Kamel Nacif, amigo cercano de Marín. La difusión de una llamada telefónica entre Marín y Nacif, en la que se referían a darle «un escarmiento» a Cacho, desató un escándalo nacional que culminó en la actual situación judicial del exgobernador.