La proliferación de algas Rhizosolenia sp. pone en riesgo la calidad del agua y la biodiversidad en la región, alertan expertos
La presencia de marea roja en las costas de Yucatán, específicamente en las cercanías de Sisal y Celestún, ha registrado un incremento significativo en la proliferación de algas del género Rhizosolenia sp. Esta acumulación masiva de microorganismos marinos reduce los niveles de oxígeno en el agua, lo que representa una amenaza grave para las especies marinas. Además, la degradación de la calidad del agua marina derivada de este fenómeno podría afectar las actividades económicas y turísticas en la región, alertan especialistas del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav) en Mérida.
El responsable del Laboratorio de Producción Primaria del Cinvestav, Dr. Jorge Herrera Silveira, fue consultado sobre la seguridad de consumir pulpos y peces capturados en playas como Progreso en días recientes. Señaló que determinar si estos ejemplares son aptos para el consumo requiere de análisis específicos, incluyendo exámenes de toxicidad y contaminantes. Desde fines de julio, en Progreso han sido reportados recales de peces muertos y pulpos vivos, lo que ha generado preocupación entre la comunidad pesquera y turística.
El 6 de agosto, el Laboratorio de Producción Primaria llevó a cabo un tercer muestreo científico en el marco del Programa de Investigación y Monitoreo de Florecimientos de Algas Nocivas (FAN). La muestra se realizó a 20 kilómetros de Progreso, donde se recolectaron muestras de agua y algas, además de mediciones de variables fisicoquímicas del agua en esa zona. Posteriormente, en las instalaciones del laboratorio en Mérida, se procedió a la cuantificación, identificación y clasificación de las algas presentes en las muestras.
Los resultados de este tercer muestreo revelaron un florecimiento abundante de Rhizosolenia sp., una diatomea que hasta ahora no había sido catalogada como productora de FAN. La concentración detectada alcanzó hasta 897,372 células por litro de agua marina, concentraciones que se asociaron con bajos niveles de oxígeno disuelto. Esta situación puede generar un riesgo ecológico importante, ya que las condiciones de hipoxia favorecen la mortalidad de varias especies marinas y alteran el equilibrio del ecosistema costero.
El aumento en la cantidad de algas es alarmante, ya que representa un incremento de hasta 336 veces respecto a las cifras registradas en junio de 2024 en Dzilam de Bravo, donde se observaron 2,670 células por litro. Para esa fecha, la presencia de Rhizosolenia sp. ya generaba preocupación por su potencial nocividad. La especie, que en su estado actual predomina en las aguas frente a Progreso, muestra niveles que podrían ser peligrosos para las costas y la biodiversidad de Yucatán, especialmente cuando las concentraciones de oxígeno disuelto caen por debajo de los 3 miligramos por litro.
Según las mediciones, la temperatura del agua en la zona osciló entre 20.8 y 29.8 grados Celsius. El oxígeno disuelto (OD) fluctuó entre 2.6 y 6.3 miligramos por litro, cifras que en algunos puntos indican condiciones de hipoxia. La presencia de menos de 3 mg/l de oxígeno en el agua es considerada dañina, ya que genera estrés en las especies marinas y puede conducir a la formación de zonas muertas. En particular, valores por debajo de 2 mg/l se consideran fatales para la mayoría de las especies, evidenciando un posible proceso de anoxia en algunas áreas.
El análisis de la clorofila-a, un pigmento que indica la biomasa de algas y plantas acuáticas, mostró valores entre 0.9 y 13.9 microgramos por litro, cifras similares a las registradas en el primer muestreo realizado en julio. La presencia dominante en las muestras fue de diatomeas del género Chaetoceros sp, junto con Rhizosolenia sp., lo que refleja un ecosistema en proceso de deterioro, donde las condiciones de baja oxigenación favorecen la proliferación de estas algas.
De acuerdo con la Universidad Complutense de Madrid, un sistema acuático con niveles de oxígeno disuelto inferiores a 3 mg/l experimenta hipoxia, lo que puede transformar áreas en zonas muertas. La situación en Yucatán, con concentraciones como 2.6 mg/l, indica un riesgo real de que varias franjas de agua puedan convertirse en zonas sin vida, similar a los efectos observados en 2022, cuando la marea roja recorrió la costa yucateca afectando diversos ecosistemas y actividades humanas.
La proliferación de algas y la disminución del oxígeno en las aguas costeras de Yucatán demandan acciones urgentes. Expertos advierten que es necesario implementar programas de saneamiento y reducir las descargas de aguas residuales sin tratamiento. Estas medidas son esenciales para mejorar la calidad del agua en la región y prevenir el agravamiento de la crisis ecológica, que pone en riesgo tanto la biodiversidad como la economía local, especialmente en el sector turístico.