La contaminación lumínica y auditiva amenazan la fauna nocturna en Mérida

Redacción
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Foto: Especial

Expertos advierten sobre los efectos del exceso de iluminación y ruido en la biodiversidad y el cielo nocturno

La urbanización acelerada y el crecimiento desmedido de infraestructura en Mérida están generando problemas ambientales que, aunque poco visibles a simple vista, tienen un impacto profundo en los ecosistemas locales. Entre estos problemas destacan la contaminación lumínica y auditiva, fenómenos que afectan tanto a la vida humana como a la biodiversidad de la región.

El biólogo Juan José Durán Nájera, coordinador del Museo de Historia Natural de Mérida, explica que estos tipos de contaminación no solo alteran la salud y el comportamiento de las personas, sino que también modifican las dinámicas de la fauna nocturna. La exposición constante a fuentes artificiales de luz, por ejemplo, afecta desde las plantas hasta la actividad de animales que dependen de la oscuridad para sus procesos vitales.

Durán Nájera señala que la contaminación lumínica interfiere con las actividades de mamíferos, aves e insectos que desarrollan sus rutinas en la noche. Un ejemplo claro son las polillas, que son atraídas por las luces artificiales y mueren en gran número debido a esta exposición. Este fenómeno no solo reduce las poblaciones de insectos, sino que también desestabiliza cadenas alimenticias enteras, ya que estos insectos sirven de alimento para otras especies.

El especialista menciona que, en algunos casos, los murciélagos podrían beneficiarse de esta situación, ya que la concentración de insectos alrededor de las luminarias les facilita la caza. Sin embargo, en el caso de las aves nocturnas, como las lechuzas, el impacto puede ser ambiguo. La iluminación puede facilitarles la búsqueda de presas, pero a largo plazo, puede disminuir su capacidad de ver en la oscuridad y afectar su supervivencia.

Además de los animales, las plantas también sufren alteraciones debido a la contaminación lumínica. Muchas especies de flora empiezan a florecer fuera de su temporada habitual, un fenómeno que refleja un desajuste en sus ciclos naturales. La alteración del cielo nocturno también representa una pérdida para la observación astronómica, ya que cada vez es más difícil apreciar las estrellas en ciudades con altos niveles de iluminación artificial.

Durán Nájera destaca que, si bien en Baja California ya existe una Ley del Cielo para proteger el firmamento, en Mérida y otras regiones sería necesario mejorar los sistemas de iluminación pública. Muchas luminarias aún emiten luz hacia arriba debido a un diseño deficiente, dispersando la luz y contribuyendo a la contaminación lumínica. La implementación de lámparas con capuchas que dirijan la luz hacia el suelo sería una medida efectiva para reducir este problema.

Un fenómeno adicional que preocupa a los astrónomos es el aumento en el número de satélites en órbita, especialmente los de la red Starlink. Durán Nájera relata que en una ocasión, él y sus amigos observaron la pasada de entre 15 y 20 satélites en una sola noche. Muchas personas interpretan estos movimientos como ovnis, pero en realidad se trata de una cantidad creciente de satélites que afectan la visibilidad del cielo nocturno y generan una nueva forma de contaminación visual.

El impacto de la contaminación lumínica no solo es ambiental, sino que también afecta al ruido constante en diversas zonas urbanas. La exposición a sonidos fuertes puede provocar que los animales huyan de sus hábitats, aunque algunos, como las ratas, puedan acostumbrarse si encuentran alimento en el camino. Otros animales, como los zorros, han demostrado una notable capacidad de adaptación, sobreviviendo incluso a eventos catastróficos históricos como el impacto del meteorito en Chicxulub.

El ruido también tiene efectos en la salud humana. La exposición prolongada a niveles altos de sonido puede disminuir la agudeza auditiva, especialmente en adultos mayores, quienes podrían no percibir sonidos peligrosos, como el colapso de estructuras. Además, la contaminación auditiva puede provocar alteraciones psicológicas, ya que el exceso de ruido genera estrés y afecta la estabilidad emocional.

El experto subraya que existen soluciones para mitigar estos problemas. Desde mejorar los sistemas de iluminación pública, empleando luminarias con capuchas y regulando los niveles de decibelios permitidos en zonas urbanas, hasta promover campañas de concientización sobre el uso responsable de la iluminación y el control del ruido. La regulación y el diseño adecuado de las luminarias pueden marcar una diferencia significativa en la protección del medio ambiente y la calidad de vida de los habitantes de Mérida.

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