Analistas advierten que la propuesta de la presidenta puede generar tensiones internas y pugnas políticas similares a las del pasado.
La iniciativa de reforma electoral presentada por la presidenta Claudia Sheinbaum plantea cambios sustanciales en el sistema político-electoral de México, generando expectativas sobre posibles tensiones y enfrentamientos internos. Mario Ramírez, profesor de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México, advierte que “hay mucho en juego” con esta reforma, lo que seguramente provocará pugnas incluso entre los aliados de la llamada Cuarta Transformación. La complejidad del proceso radica en que los partidos políticos aliados, muchos de los cuales obtuvieron sus escaños mediante representación proporcional y no por ser los más votados, tienen intereses que defender y que podrían verse afectados por los cambios propuestos.
Ramírez explica que “entre los partidos aliados, pero también los grupos al interior del partido gobernante, es evidente que la pugna entre los distintos sectores es muy fuerte, y si ven afectados sus intereses, estos aumentarán”. La posibilidad de negociaciones tras bambalinas y jaloneos políticos es, por tanto, una realidad que podría marcar el proceso legislativo de la reforma. La existencia de múltiples actores con intereses diversos incrementa el riesgo de conflictos internos y negociaciones prolongadas, haciendo que el proceso sea altamente competitivo y, en algunos casos, impredecible.
El especialista también observa que en el esbozo de la reforma electoral de la presidenta Sheinbaum se percibe una propuesta más mesurada en comparación con la presentada en su momento por Andrés Manuel López Obrador. “Hay un poco de mesura, especialmente tras los resultados de la reforma judicial y del proceso electoral, lo que evidencia que hay un reconocimiento de ciertos problemas. Por ello, se están yendo con más calma en esta iniciativa”, señala Ramírez. La experiencia pasada y los resultados de reformas similares parecen haber llevado a un enfoque más cauteloso en la propuesta actual.
Asimismo, indica que la ciudadanía ha mostrado un interés limitado en algunos temas relacionados con la reforma, lo cual influye en la estrategia del gobierno. “Creo que ciertos temas, como la elección de consejeros electorales, son tan complejos y polémicos que, por múltiples factores, resultan muy ajenos a la población. Votar consejeros electorales sería igual de desastroso que lo que vimos recientemente con el Poder Judicial”, advierte. Esta percepción puede reducir la presión social y facilitar la aprobación de ciertos cambios sin mayor resistencia popular.
En cuanto a los aspectos específicos de la propuesta, esta incluye, entre otros, reducir el financiamiento a los partidos políticos y eliminar la figura de legisladores plurinominales, que permite a algunos llegar al Congreso sin realizar campañas. El objetivo es respetar la autonomía del Instituto Nacional Electoral, cuya estructura y funciones permanecen intocadas en la propuesta. La definición sobre si los consejeros serán elegidos por voto ciudadano aún está por resolverse, una decisión que puede influir significativamente en el diseño final de la reforma.
Un elemento importante es que la iniciativa de Sheinbaum se basa en un proyecto que fue impulsado por López Obrador y aprobado por el Congreso, pero posteriormente invalidado por la Suprema Corte de Justicia de la Nación. La propuesta de la mandataria contempla mantener al INE como órgano autónomo, pero con ajustes en su estructura y funciones, en contraste con la propuesta de López Obrador, quien sugirió eliminarlo para crear un nuevo instituto. La diferencia radica en que Sheinbaum busca preservar la autonomía del INE, aunque con cambios que aún están por definirse.
Por otro lado, en los planteamientos del expresidente López Obrador se consideraba reducir a la mitad el financiamiento ordinario y de campaña a los partidos políticos, con un impacto potencial de ahorros superiores a los 32,000 millones de pesos entre 2025 y 2030. La actual propuesta de Sheinbaum no ha especificado aún los montos de recorte al financiamiento, lo que mantiene en incertidumbre el alcance de los ahorros previstos. La estrategia de recorte y sus efectos económicos serán aspectos clave en el debate legislativo.
Finalmente, aunque la propuesta retoma algunos elementos de los planes anteriores, también introduce cambios de fondo que reflejan una estrategia distinta y más cautelosa. Se espera que el proceso de discusión y aprobación sea complejo, marcado por negociaciones internas y pugnas entre diferentes actores políticos. La forma en que se resuelvan estos aspectos determinará el impacto real de la reforma electoral en el sistema democrático mexicano.