La expansión de fraccionamientos y construcciones impacta el hábitat natural de las abejas en la zona norte de Quintana Roo
En los últimos meses, las autoridades han clausurado 16 fraccionamientos que carecían de licencia de construcción en Cancún, evidenciando el avance desmedido del desarrollo urbano en la región. Esta expansión sin regulación ha provocado una serie de afectaciones directas en el ecosistema local, entre ellas la disminución de la población de abejas meliponas en su hábitat natural. La deforestación relacionada con la construcción de nuevos proyectos es una de las principales causas de esta pérdida, afectando a especies que desempeñan un papel fundamental en la biodiversidad de la zona.
El impacto en las abejas meliponas no solo compromete su supervivencia, sino que también tiene consecuencias directas en la producción de alimentos y en el equilibrio ecológico. Elmar Penagos, productor de miel en Cancún, afirmó que esta especie de abeja es responsable de la polinización de aproximadamente el 75 por ciento de los alimentos que consumimos, además de contribuir a la reproducción de especies vegetales en las selvas del área. La reducción de su número, por tanto, pone en riesgo tanto la seguridad alimentaria como la estabilidad de los ecosistemas naturales en la región.
El productor resaltó que, hasta ahora, no existen investigaciones oficiales que cuantifiquen la magnitud del daño que ha sufrido el hábitat de las abejas meliponas a causa del crecimiento urbano en la zona norte del estado. La expansión de fraccionamientos, edificios de renta vacacional y centros de hospedaje en Cancún y el Caribe Mexicano en general ha incrementado la devastación de áreas verdes y selvas, lo cual implica la eliminación de muchas colmenas. La destrucción de estos hábitats naturales ha generado que muchas abejas pierdan sus lugares de anidación y alimento, afectando su supervivencia.
Penagos expresó que sería recomendable implementar algún programa que, antes de realizar la deforestación, permita la reubicación de las colmenas en sitios seguros y adecuados, aunque actualmente no existen acciones de mitigación en ese sentido. La falta de medidas preventivas para proteger a las abejas en estos procesos de desarrollo urbano incrementa el riesgo de que desaparezcan poblaciones enteras, poniendo en peligro un proceso ecológico vital para el equilibrio del ecosistema.
El crecimiento urbano en Cancún también afecta a las abejas meliponas mediante la contaminación. En zonas urbanas, el uso de pesticidas en jardines y áreas verdes puede perjudicar la salud de las abejas y contaminar la miel que producen. Además, el cambio climático ha provocado alteraciones en los patrones de lluvia, lo que afecta la disponibilidad y calidad del néctar y el polen, recursos esenciales para su alimentación y reproducción. La variabilidad en las condiciones climáticas también altera los ciclos de floración, dificultando la búsqueda de alimento para las abejas.
Reconociendo estos desafíos, Elmar Penagos señaló que la presencia humana y la construcción de nuevos edificios pueden desplazar o afectar a otras especies con las que interactúan las abejas, como las aves que se alimentan de polen. La alteración de su entorno natural complica las relaciones ecológicas y puede reducir aún más sus poblaciones, agravando una problemática que requiere atención urgente.
La actividad apícola en Cancún aún está en una etapa incipiente, con solo dos o tres productores de miel que operan de manera oficial. Sin embargo, existen al menos diez más que trabajan en el oficio de forma artesanal o como pasatiempo. A pesar de su carácter emergente, la apicultura representa un sector importante en Quintana Roo, considerado uno de los principales estados productores de miel en México. La Secretaría de Desarrollo Agropecuario, Rural y Pesca (SEDARPE) reporta que, para 2025, en el estado hay más de 175 productores con marca apícola registrada, distribuidos principalmente en los municipios de Felipe Carrillo Puerto, José María Morelos, Bacalar, Lázaro Cárdenas, Othón P.
Blanco, Puerto Morelos y Tulum. Estos productores manejan en conjunto unas 3 mil 264 colmenas y producen aproximadamente 2 mil 772.10 litros de miel de melipona al año, consolidando así la importancia de la actividad en la economía local y la conservación de especies como las abejas meliponas.