La marimba en Querétaro: tradición y alegría en las calles

Redacción
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Foto: Especial

Víctor Garduño mantiene viva la tradición del instrumento en las calles de la capital queretana

Las notas de la marimba resuenan en las calles de la colonia Burócrata, en la ciudad de Querétaro, creando un ambiente de alegría y tradición que invita a los transeúntes a detenerse. La canción que interpreta Víctor Garduño es “La negra Tomasa”, un tema popular de la banda de rock Caifanes, que en sus manos adquiere un carácter especial y emotivo. La música no solo alegra a los vecinos, sino que también representa un sustento para el músico, quien dedica varias horas diarias a su labor callejera.

En la cancha de la colonia, una cuadrilla de empleados del ayuntamiento trabaja mientras la melodía de la marimba de fondo acompaña sus tareas. Desde las siete de la mañana, estos trabajadores desarrollan sus actividades en un entorno en el que la música se ha convertido en parte integral de su jornada laboral. Víctor es acompañado por Irán Morales, quien además de cargar el pesado instrumento, ayuda a solicitar cooperación a los residentes en las casas que visitan, facilitando así su sustento diario.

Garduño recuerda que su primera impresión al ver una marimba fue de asombro. Desde niño, sintió una profunda pasión por la música, una afición que ha mantenido a lo largo de los años. “Me llamó mucho la atención. De niño me despertó ese hobbie, esa pasión por la música que siento”, afirma con entusiasmo.

A los 14 años comenzó a dedicarse profesionalmente a la música y, a sus 38 años, sigue tocando en las calles, sin abandonar su vocación.

Su vínculo musical proviene en gran parte de su familia. Concretamente, su abuelo, Julio César Jiménez, quien residía en la Ciudad de México, fue quien le enseñó a tocar la marimba. Desde entonces, la música ha sido su forma de vida. Viaja desde San Juan del Río a Querétaro para tocar en las calles, con la finalidad de promover la tradición y que la comunidad valore este instrumento, que en su opinión, está en peligro de desaparecer.

Garduño expresa su deseo de que la música de la marimba siga siendo escuchada por varias generaciones más.

El músico comenta que en la actualidad hay pocos marimbistas que se dediquen a esta labor con la misma constancia y pasión. “Ya no hay tantos marimbistas como antes, ya no se dedican a lo que yo me dedico, a hacerse publicidad y a ganarse la vida tocando. Es un sustento de vida para mí”, señala. Aunque también hay interés en esta música en San Juan del Río, en Querétaro la presencia del instrumento es mayor, especialmente en colonias donde los vecinos están habituados a la melodía y colaboran con gusto en las colaboraciones.

La marimba tiene sus raíces en África, aunque en México se considera a Chiapas como la cuna de la marimba moderna, un vínculo que todavía se mantiene vivo en la cultura local. Garduño explica que cualquiera puede aprender a tocar la marimba, aunque como todo instrumento, requiere de práctica y técnica. Es importante tener un repertorio variado que incluya temas tradicionales, boleros, danzones y música que no pase de moda, para captar la atención del público.

La jornada diaria de Garduño e Irán dura aproximadamente cinco horas, durante las cuales recorren distintas calles en busca de lugares donde puedan interpretar. La estrategia consiste en tocar unos minutos en cada sitio, lo suficiente para ofrecer un par de canciones, mientras Irán solicita cooperación en las casas que visitan. La interacción con la comunidad es fundamental para mantener viva esta tradición y para que el músico pueda sostenerse económicamente.

En las calles, la presencia de la música de la marimba tiene un efecto especial. Vecinos que observan desde sus domicilios muestran curiosidad y algunos incluso salen a dar monedas. La carga del instrumento, que pesa aproximadamente 25 kilogramos, es una de las tareas más complicadas para Garduño, quien debe buscar siempre sombra para evitar el daño por las altas temperaturas o la humedad cuando llueve. La conservación del instrumento requiere cuidados específicos, como el mantenimiento de la madera, conocida como hormiguillo, y su afinación periódica para mantener su sonido característico.

El costo aproximado de una marimba es de 25 mil pesos, la mayoría fabricadas en Chiapas, y muchas veces los residentes preguntan si Garduño y su equipo son originarios de esa región. La relación con el público es cercana, y Garduño siempre lleva tarjetas de presentación para quienes deseen contratarlos en eventos o fiestas. Además, en ocasiones, los residentes piden interpretaciones específicas, como “Las mañanitas” en cumpleaños, lo que añade un toque de alegría adicional a su labor.

Los niños también disfrutan de la música de la marimba, y para ellos Garduño tiene temas como “La vaca Lola”, “Baby Shark” o “El ratón vaquero”, además de canciones de Cri Cri. La interacción con los pequeños refleja en su experiencia personal, pues él mismo se enamoró del instrumento en su infancia y ahora busca transmitir esa pasión a las nuevas generaciones. En San Juan del Río, además, enseña a quienes desean aprender a tocar la marimba, preferentemente jóvenes de 13 años en adelante, ya que consideran que esa edad es más adecuada para comprender y manejar el instrumento.

Para Garduño, la música representa mucho más que un oficio; es una forma de vida y una poderosa herramienta de expresión. Coincide en que quien toma un instrumento musical en sus manos nunca optará por la violencia, y asegura que la marimba fue la mejor arma que le proporcionó su abuelo. “La música es una máquina del tiempo que podemos hacerla nosotros mismos. Nosotros tenemos voz, tenemos sentidos, tenemos todo.

La música aporta sentimientos, alegría, tristeza, todo en su justa medida. Sin música, no le encontraría sentido a la vida”, concluye con pasión.

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