La mayoría de las rutas del sistema eléctrico en Mérida enfrentan severas dificultades de ocupación y sostenibilidad financiera
El sistema de transporte eléctrico Ietram en Mérida, que consta de cinco rutas, presenta un panorama preocupante en términos de ocupación y viabilidad económica. Según declaraciones de Jacinto Sosa Novelo, titular de la Agencia de Transporte de Yucatán, cuatro de esas rutas son altamente deficitarias, lo que refleja un uso limitado y una sostenibilidad cuestionable. Solo una de las cinco rutas muestra una buena ocupación, evidenciando la necesidad de un análisis profundo para entender las causas y buscar soluciones efectivas.
Este modelo de transporte, puesto en marcha por la administración anterior, tiene características distintas a las del sistema Va y Ven, razón por la cual se le considera en un reporte aparte. La elaboración de dicho informe busca ofrecer un diagnóstico más preciso, ya que actualmente existen limitaciones en la información disponible. Durante una amplia entrevista, Sosa Novelo explicó que, aunque ambos sistemas forman parte del mismo esquema de movilidad, sus diferencias operativas y de infraestructura justifican su tratamiento separado.
El costo de las unidades eléctricas también es un aspecto clave en la evaluación del sistema. El subsistema eléctrico cuenta con 37 unidades, cada una con un valor de 17.5 millones de pesos, adquiridas por ADO, la empresa concesionaria responsable. El gobierno del Estado no participó en la compra de estos vehículos; sin embargo, diseñó un esquema de bonos que ADO recibe como apoyo por la adquisición, sin que ello implique un financiamiento oficial directo. Este paquete de bonos se paga mensualmente, en virtud de un acuerdo firmado después de junio de 2024.
El contexto del Ietram se ve incompleto debido a que entró en operación en un período en el que el transporte en la ciudad era regulado por el Instituto de Movilidad y Desarrollo Urbano Territorial. Por ello, no se dispone de toda la información histórica y técnica necesaria para un análisis exhaustivo. La Agencia de Transporte de Yucatán fue creada en la segunda mitad del año pasado, lo que limita aún más el conocimiento completo de la operación del sistema eléctrico.
Sosa Novelo reiteró que las diferencias entre el Ietram y el sistema Va y Ven no se limitan a las características técnicas o operativas, sino que también incluyen obras distintas realizadas por el Ejecutivo en cada subsistema. Un ejemplo de ello es el préstamo de 1,700 millones de pesos solicitado por la administración anterior, cuyo fin principal fue la construcción de infraestructura destinada al tren eléctrico, además de cambios en vialidades como la calle 39 y la avenida Internacional.
Estas obras, sin embargo, enfrentan un uso prácticamente nulo. La infraestructura creada para el tren eléctrico, como las estaciones en la calle 39, está subutilizada y no se puede garantizar su funcionalidad o relevancia a largo plazo. La poca afluencia en estas estaciones genera cuestionamientos sobre la conveniencia de haber construido estaciones en lugar de paraderos tradicionales, además de evidenciar una inversión que no ha dado los frutos esperados.
En cuanto a la inversión, Sosa Novelo explicó que el proyecto del tren eléctrico contó con recursos federales y estatales mezclados, y que próximamente se dará a conocer un informe detallado sobre el funcionamiento del subsistema. La realidad, afirmó, es que tanto el Ietram como el Va y Ven operan en números rojos, con cuatro de las cinco rutas altamente deficitarias, lo que evidencia una problemática estructural en la movilidad de Mérida.
El titular de la Agencia de Transporte de Yucatán resaltó que el sistema de movilidad enfrenta graves dificultades que requieren medidas urgentes. Entre ellas, advirtió que el colapso financiero podría llevar a la pérdida de fondos, la reducción del presupuesto para mejoras, y un mayor desconfianza por parte de la ciudadanía en estos sistemas. Además, alertó sobre un incremento en la motorización privada, que además de incrementar el impacto ambiental, podría generar un retroceso en la calidad del servicio de transporte público.
Finalmente, Sosa Novelo enfatizó que el sistema de transporte no puede seguir siendo un gasto fijo sin retorno social. Es imprescindible que se transforme en una inversión que genere beneficios a largo plazo, tanto económicos como sociales, para evitar un deterioro mayor en la movilidad y en la economía local.