El gobernador de Nuevo León destaca avances en la infraestructura penitenciaria y la reinserción social en los centros de reclusión del estado
El gobernador de Nuevo León, Samuel García Sepúlveda, realizó un recorrido por el Centro de Reinserción Social Número 2 de Apodaca, donde afirmó que en la entidad se logró erradicar el autogobierno y reducir la sobrepoblación en los penales. Durante la visita, el mandatario resaltó los avances en la gestión penitenciaria y en la transformación de los centros de reclusión en espacios enfocados en la reinserción social.
En una entrevista, García Sepúlveda indicó que, a pesar del incremento en la población carcelaria, actualmente existe capacidad suficiente en las instalaciones penitenciarias del estado. Adelantó que en dos meses concluirá la construcción de nuevos módulos con capacidad para mil 500 internos, lo que aumentará la infraestructura en aproximadamente dos mil espacios adicionales y aliviará la presión sobre los centros existentes.
El gobernador precisó que, al llegar al cargo, las cárceles de Nuevo León albergaban alrededor de ocho mil personas privadas de la libertad. Hoy, esa cifra se ha elevado a más de 11 mil 300 internos. Sin embargo, aseguró que, con las nuevas instalaciones y programas, la situación de hacinamiento y autogobierno ha sido prácticamente erradicada, lo que contribuye a un entorno más seguro y controlado en los penales.
García Sepúlveda resaltó que en el pasado, las condiciones en los penales eran sumamente precarias, con hasta 17 personas en una misma celda, además de presencia de venta de alcohol, drogas y prostitución, así como el control de los grupos delictivos sobre la autoridad penitenciaria. Actualmente, afirmó, esa realidad quedó en el pasado, y se trabaja en la implementación de programas que fomentan la reinserción social y la recuperación de espacios controlados por las autoridades.
El mandatario destacó que los centros penitenciarios de Nuevo León ahora ofrecen servicios de alta calidad, como cocinas donde los propios internos preparan sus alimentos, además de producir cubrebocas, ropa y otros productos en procesos industriales que facilitan su integración laboral futura. También, los internos tienen acceso a educación, estudios de preparatoria, actividades artísticas, atención médica, así como espacios religiosos, con una iglesia católica y un centro cristiano en los centros.
El viernes 1 de agosto, durante la reunión de seguridad habitual en Palacio de Gobierno, las autoridades visitaron las instalaciones del Cereso Número 2 de Apodaca, donde recorrieron áreas como la biblioteca, aulas educativas, la cocina, la iglesia y las instalaciones deportivas, con el fin de evaluar los avances en la gestión penitenciaria.
Sobre la posibilidad de motines o riñas en los penales de Nuevo León, Ruth Villanueva, integrante del Comité de Prevención Social del Delito y Violencia de la Secretaría de Igualdad e Inclusión, afirmó en junio que tales escenarios son poco probables. La especialista aseguró que las autoridades han implementado talleres, programas y estrategias para garantizar un entorno estable y promover una reinserción positiva.
Villanueva afirmó que en la actualidad no existe hacinamiento ni autogobierno en los centros penitenciarios del estado, y sostuvo que, si bien no se puede descartar por completo la posibilidad de incidentes, las probabilidades son muy bajas. La especialista recordó que en el pasado, en el penal del Topo Chico, las condiciones de vida eran sumamente precarias, con instalaciones deficientes, falta de educación, atención médica y programas de reinserción.
Finalmente, destacó que la Comisión Nacional de Derechos Humanos realiza un diagnóstico anual de los sistemas penitenciarios en México y que, en la medición de 2024, Nuevo León ocupó el segundo lugar a nivel nacional en cuanto a trato humano en sus cárceles, lo que refleja los avances logrados en la materia.