Nayarit inicia una nueva etapa económica con liderazgo de Navarro Quintero

Redacción
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Foto: Especial

El gobierno estatal apuesta por una transformación profunda y sostenida en la estructura económica del estado

Las transformaciones en la economía de Nayarit ya están en marcha, marcando un cambio significativo en la historia reciente del estado. Durante casi todo el siglo XX, la economía nayarita enfrentó periodos de estancamiento y bajo crecimiento, caracterizados por una estructura económica irregular y comportamiento errático. La necesidad de promover un desarrollo humano sostenible ha sido una constante demanda a lo largo de su historia, pero solo ahora, con la llegada del gobernador Miguel Ángel Navarro Quintero, se ha iniciado una etapa que busca sentar las bases para un modelo económico más sólido y equitativo.

Este cambio no es sencillo ni inmediato. La historia económica del estado, marcada por errores y desatinos, ha limitado los resultados en el pasado. Es importante recordar que en los primeros cincuenta años como entidad federativa, el análisis de Antonio Pérez Cisneros evidenció las fallas de los gobiernos locales en su gestión. Antes de la incorporación formal al Pacto Federal, la realidad del Territorio de Tepic tampoco fue mejor, enfrentando retos similares de desarrollo económico y social.

Desde entonces, la economía de Nayarit ha atravesado una larga etapa de involución, que solo en algunos periodos ha mostrado signos de reactivación.

Los años sesenta en adelante vieron un aumento en los flujos demográficos del campo a la ciudad, en busca de mejores condiciones de vida. Sin embargo, la estructura económica no logró responder a esa demanda creciente de empleo y servicios públicos, generando un desajuste que los gobiernos no supieron corregir. La falta de inversión y de políticas efectivas para promover la generación de puestos de trabajo agravó la situación, dejando a muchas familias en condiciones precarias. La economía permaneció prácticamente estancada, con periodos de relativa reactivación solo durante el gobierno de Emilio González Parra, impulsada en buena medida por los recursos provenientes del petróleo y la deuda interna y externa.

Sin embargo, estos recursos no lograron consolidar un crecimiento sostenido ni transformar estructuralmente la economía del estado.

En los últimos años, el gobernador Navarro Quintero ha mostrado un apoyo decidido a los cambios necesarios para reactivar la economía local, sin descuidar el sector primario. Aunque la agricultura, la ganadería, la pesca y la silvicultura han disminuido en su participación en el Producto Interno Bruto, se observa un esfuerzo por fortalecer estos sectores tradicionales. El mayor dinamismo económico se concentra en el sector secundario, especialmente en la manufactura, y en el sector terciario, donde destacan el turismo, el comercio y los servicios. Lograr que Nayarit mantenga un rumbo claro en su proceso de transformación requiere un liderazgo democrático, que escuche a todos los actores sociales y que deje atrás las diferencias ideológicas para consolidar un proyecto común.

Este liderazgo debe basarse en la unidad y en la visión de un futuro que combine el liberalismo económico con los principios del humanismo. La construcción de un nuevo modelo económico implica reconocer las raíces y fortalezas del estado, promoviendo un desarrollo que beneficie a toda la población. En ese contexto, el gobernador Navarro Quintero ha promovido cambios en el sector primario, impulsando la ganadería, la producción de cultivos tradicionales y la incorporación de nuevas variedades agrícolas. Además, ha defendido la industria azucarera, una de las tradicionales del estado, en medio de un entorno global desafiante y de amenazas naturales recurrentes, como incendios, sequías y huracanes que afectan con severidad a las comunidades rurales.

El sector primario en Nayarit vive una etapa de transformación, en la que los cambios buscan garantizar el bienestar de los productores y fortalecer la economía interna. La estrategia no solo apunta a impulsar el consumo interno, sino también a ampliar la competitividad en mercados nacionales y extranjeros, pese a las dificultades impuestas por aranceles y obstáculos comerciales ilegales. La agricultura y la ganadería enfrentan además amenazas naturales constantes, que requieren de políticas públicas y acciones efectivas para mitigar sus efectos y proteger a las familias que dependen de estos sectores.

El proceso de transformación económica en Nayarit no es de corto plazo. Requiere años de trabajo sostenido, de una visión a largo plazo y de esfuerzos consistentes. No basta con acciones de dos o tres años; la meta es construir un modelo que pueda sostenerse durante varias décadas. El gobierno de Navarro Quintero ha establecido un marco que trasciende los puntos del Producto Interno Bruto, orientado a un desarrollo que priorice el bienestar social, la inclusión y la democratización de las decisiones económicas.

El futuro del estado debe ser resultado de un esfuerzo colectivo y de un liderazgo que garantice estabilidad y crecimiento equitativo.

Esta nueva etapa económica en Nayarit busca consolidar un desarrollo humano integral, donde la economía sirva efectivamente a la gente, en una dinámica de continuidad y transformación que permita construir un bienestar duradero para todas las familias nayaritas. La apuesta del actual gobierno es por una economía que combine liberalismo y humanismo, con una visión clara de sostenibilidad y justicia social, en la que todos los sectores puedan contribuir y beneficiarse de los cambios en marcha.

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