Flamenco Rosa también se avista en Cancún

Redacción
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Foto: Especial

La presencia del flamenco del Caribe en Quintana Roo revela su importancia ecológica y los desafíos que enfrenta por el cambio climático

El flamenco rosa, conocido científicamente como Phoenicopterus ruber, es una especie emblemática de la península de Yucatán, reconocible por su plumaje de vibrantes tonalidades, patas respingadas y cuello elegante. Aunque tradicionalmente se asocia con zonas como Río Lagartos y Celestún en Yucatán, esta ave también aparece ocasionalmente en el Sistema Lagunar Nichupté, en Cancún, ofreciendo a los residentes y visitantes un espectáculo visual de gran belleza. La presencia de estos flamencos en esta área no es accidental, sino que forma parte de sus rutas migratorias naturales, que los llevan a recorrer diferentes regiones del Caribe y las islas cercanas.

Para Alexander Dzib Chay, asesor externo de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp), no resulta sorprendente que estos ejemplares puedan ser observados en Quintana Roo. La razón radica en que los hasta 120 mil flamencos documentados en Yucatán corresponden a una metapoblación, es decir, conjuntos de familias que habitan en áreas específicas y que migran en conjunto en temporadas determinadas. Estos grupos migratorios no solo se limitan a la península, sino que también se extienden hacia Cuba, Bahamas y otras islas del Caribe, donde encuentran condiciones óptimas para su reproducción y alimentación.

El especialista explica que, durante las temporadas de reproducción, estos flamencos se congregan en áreas específicas, formando grandes colonias que facilitan su ciclo reproductivo. Aunque su plumaje y su tamaño puedan dar la impresión de aves lentas o de vuelo pausado, estos animales en realidad pueden alcanzar velocidades de hasta 75 kilómetros por hora en vuelo. En comparación, especies como el pelícano apenas pueden volar a unos 20 kilómetros por hora. Posteriormente, al concluir su período reproductivo, migran hacia zonas como Holbox, Isla Blanca, Sian Ka’an y Cozumel, en Quintana Roo, en busca de mejores condiciones de alimento y hábitat.

Cancún, en particular, ha sido un punto de origen frecuente para estos flamencos, quienes salen hacia las islas del Caribe en busca de recursos. Sin embargo, si las condiciones de alimento son favorables en la zona, estos ejemplares pueden permanecer en el Sistema Lagunar Nichupté durante más tiempo. Esta relación estrecha entre disponibilidad de recursos y presencia de los flamencos evidencia la importancia de conservar los ecosistemas que los albergan, ya que su presencia en Cancún no es solo un espectáculo natural, sino también un indicador de la salud ambiental de la región.

No obstante, la especie enfrenta amenazas latentes que ponen en riesgo su ciclo de reproducción y sus hábitats. Entre estas amenazas, el cambio climático y los fenómenos hidrometeorológicos, como los huracanes, juegan un papel determinante. El aumento en la temperatura global ha generado condiciones meteorológicas más extremas, con vientos que en ocasiones superan los 90 a 120 kilómetros por hora, niveles que los flamencos no pueden soportar. Estos animales parecen tener la capacidad de detectar la proximidad de un huracán y, en respuesta, migran de manera preventiva, lo que puede alterar sus ciclos reproductivos y afectar las colonias establecidas.

El impacto del cambio climático en los flamencos rosa no solo se limita a los vientos fuertes. La alteración de los ciclos de lluvias, el aumento de las temperaturas y la modificación de los hábitats naturales también afectan la disponibilidad de alimento, la calidad del agua y la estabilidad de las zonas de anidación. Estos cambios, si continúan, podrían reducir significativamente las poblaciones de flamencos en la región, poniendo en riesgo su supervivencia a largo plazo.

Gonzalo Aldana Pech, jefe del Departamento en la zona Norte del Instituto de la Biodiversidad y Áreas Naturales Protegidas de Quintana Roo (Ibanqroo), destaca la existencia de un sitio poco conocido al norte de Cancún donde se han registrado avistamientos singulares del flamenco rosa. Este lugar se encuentra entre los fraccionamientos Puerta del Mar y Bahía Azul, donde las condiciones de agua dulce y salada se combinan para crear un hábitat propicio para la especie. En esta área, cuando la marea alta inunda la zona del manglar, la vuelve salobre, permitiendo que los flamencos encuentren alimento y refugio en un entorno natural aún poco alterado por la actividad humana.

A pesar de estos espacios de refugio, la conservación de los flamencos rosa en Quintana Roo requiere esfuerzos coordinados y sostenidos. La protección de sus hábitats naturales, la mitigación del impacto del cambio climático y la regulación del turismo y desarrollos urbanísticos en áreas clave son fundamentales para garantizar su supervivencia. La presencia de estos ejemplares en Cancún y en otras zonas del estado refleja su importancia ecológica y la necesidad de mantener ecosistemas saludables que permitan su existencia en el largo plazo.

El flamenco rosa, símbolo de biodiversidad y belleza natural del Caribe mexicano, continúa siendo un indicador de la integridad de los ecosistemas en los que habita. La observación de estas aves en Cancún resalta la relevancia de conservar sus rutas migratorias y hábitats, en un contexto donde las amenazas ambientales son cada vez mayores y requieren atención inmediata.

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