La madre denuncia la retención ilícita de su hijo mayor por parte de su expareja y pide mayor intervención de las autoridades
Enrique Torres
La mañana del pasado lunes, María Magdalena Morato se manifestó frente al edificio Ejido Lerdo en Gómez Palacio, Durango, acompañada por la colectiva feminista “Las víboras en el desierto de la Laguna”. La protesta fue convocada para denunciar públicamente la retención de su hijo mayor, Simón Ángel, por parte de su expareja, Simón “N”.
María Magdalena, quien cuenta con la custodia legal del menor, acusa directamente a su exesposa, Griselda “N”, de estar implicada en la sustracción del niño. Desde el 22 de julio, no ha tenido noticias del paradero de su hijo, situación que ha generado una profunda angustia y preocupación en la madre.
La madre expresó su temor por la integridad física de su hijo, argumentando que su expareja tiene antecedentes de violencia familiar. Estos antecedentes ya han sido denunciados ante el Centro de Justicia para la Mujer, sin que hasta ahora se haya logrado recuperar al menor. La situación ha escalado a tal grado que la Fiscalía General del Estado de Durango (FGED) ha emitido una ficha de búsqueda y activado la Alerta Amber para localizar al menor.
María Magdalena relató que, a pesar de tener la custodia, su expareja cortó toda comunicación con ella de manera abrupta, impidiéndole ver o hablar con su hijo mayor. La madre interpuso una denuncia formal por retención de menores en el Centro de Justicia de los Niños, y como resultado, se citó al padre para que sus tres hijos acudieran a una revisión médica. Sin embargo, solo se presentaron los dos menores, quienes permanecen bajo el resguardo de María Magdalena, mientras que el paradero del hijo mayor sigue siendo desconocido.
La desesperación y angustia de la madre son evidentes; lleva más de dos semanas sin tener noticias de su hijo y teme que su expareja pueda causarle daño, dada su conducta violenta pasada. En respuesta a esta situación, junto con la colectiva feminista, María Magdalena solicita que las autoridades intensifiquen las acciones para recuperar a su hijo y garantizar su seguridad. La manifestación busca visibilizar su caso y presionar a las instituciones para que actúen con celeridad.
Un caso similar ocurrió en Gómez Palacio en 2024, cuando una joven madre solicitó apoyo para recuperar a su hijo, quien llevaba tres años separado de ella. Son numerosos los casos de madres que se han manifestado públicamente tras la sustracción de sus hijos por parte de los padres o terceros, en un contexto donde la violencia familiar y la impunidad complican la recuperación de menores.
Para quienes enfrentan una situación similar, es fundamental conocer los pasos a seguir. La sustracción de menores, incluso en casos en los que ambos progenitores tienen derechos, constituye un delito si se realiza sin autorización del otro padre o madre con custodia legal. El primer paso es presentar una denuncia formal ante el Ministerio Público o en el Centro de Justicia de los Niños, niñas y adolescentes de la Laguna, acompañada de documentación que acredite la custodia legal del menor.
Posteriormente, se debe solicitar la activación de mecanismos de búsqueda, como la Alerta Amber, la cual difunde la información del menor desaparecido a nivel nacional para facilitar su localización. Es importante proporcionar una fotografía reciente, detalles de la vestimenta, así como la hora y lugar de la desaparición, para aumentar las probabilidades de éxito en la búsqueda.
La Fiscalía General del Estado de Durango es la instancia encargada de investigar estos casos. Es esencial mantener una comunicación constante con los agentes ministeriales y ofrecer cualquier información nueva que pueda surgir. En casos donde existan antecedentes de violencia, como en el de María Magdalena, estos deben ser mencionados explícitamente en la denuncia para que las autoridades evalúen el riesgo y actúen en consecuencia.
Diversas organizaciones no gubernamentales y colectivos, como “Las víboras en el desierto de la Laguna”, brindan apoyo moral y legal a las madres afectadas. Su acompañamiento resulta fundamental para visibilizar los casos y presionar a las instituciones para que actúen con mayor eficacia en la recuperación de los menores.