El papel de la libertad de pensamiento y el sindicalismo en el impulso a la ciencia y la investigación
Para que la ciencia pueda avanzar, es fundamental contar con una metodología que garantice que los resultados sean considerados productos científicos, pero también es necesario un conjunto de elementos institucionales relacionados con la libertad de pensamiento y de ideas. Esta libertad permite plantear tesis y antítesis, realizar refutaciones y pruebas, y sin ella, no sería posible sostener un entorno de investigación abierto y riguroso, afirmó en exclusiva el doctor José Roldán Xopa, secretario general del Sindicato del Personal Académico del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE) y miembro de la FENASSCYT.
Al hablar de las libertades de los investigadores, de los cuerpos académicos y de las instituciones, Roldán Xopa subrayó que estos derechos están vinculados a la posibilidad de acceder a los frutos de la ciencia, siempre y cuando se garantice el derecho del trabajador académico o científico a la libertad de pensamiento. Sin esta libertad, explicó, no sería posible que los investigadores puedan contribuir de manera plena al desarrollo científico del país.
El doctor en Derecho por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) afirmó que el sindicalismo cumple un papel esencial, que es la defensa y la garantía de la libertad de pensamiento como un derecho laboral. Además, resaltó que los trabajadores académicos no pueden compararse con los empleados de burocracias jerarquizadas en instituciones de estado, donde existen relaciones de mando y control que rigen sus funciones, dado que estos últimos operan en estructuras con reglas de autoridad establecidas.
Para Roldán Xopa, las instituciones académicas del sector público no mantienen la misma relación jerárquica que las burocracias tradicionales, sino que prevalece un esquema basado en la libertad y la autonomía. En este contexto, los derechos laborales de los académicos están vinculados a esa libertad, que es esencial para un ambiente de investigación y enseñanza que no dependa de relaciones de mando estrictas, explicó. Además, cuenta con estudios de maestría en Derecho Económico por la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).
El también licenciado en Derecho por la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla afirmó que el desarrollo de la ciencia y tecnología en el país no puede ser serio si no se garantiza que quienes se dedican a estas actividades puedan hacer de su labor un plan de vida sostenible. La continuidad y el crecimiento en estas áreas dependen de la existencia de un entorno que apoye a los investigadores y promueva su estabilidad laboral y profesional.
El sindicato de profesores, conocido como SIPACIDE, surgió hace seis años, en los primeros momentos de la administración del presidente López Obrador. Roldán Xopa explicó que esta iniciativa respondió a la necesidad de defender las conquistas laborales en medio de los anuncios de políticas de austeridad, recortes salariales y modificaciones en la Ley de Ciencia y Tecnología. La creación del sindicato fue una respuesta a la amenaza que representaban estos cambios para las mejoras alcanzadas por los trabajadores, incluso aquellos que trabajaban sin sindicato, pero ya contaban con derechos adquiridos.
José Roldán, quien fue miembro del Sistema Nacional de Investigadores (SNI-II) hasta 2021, expresó que el sindicato ha sido fundamental para fortalecer la defensa colectiva de los derechos laborales de los académicos. Además, ha permitido obtener ciertos avances en medio de un contexto adverso que no solo responde a intereses gremiales, sino que también refleja condiciones más generales que hacen posible hacer ciencia y tecnología en México.
En relación con la relevancia del CIDE, el investigador mencionó que uno de los aspectos clave ha sido la forma en que se selecciona al personal académico. La elección de los profesores se realiza mediante concursos abiertos y convocatorias públicas, en los que participan varios interesados. Este proceso de selección riguroso garantiza transparencia y mérito en la incorporación del personal docente.
Según indicó Roldán Xopa, la decisión final sobre quién ocupa una plaza en el CIDE la toman los pares, es decir, otros académicos que evalúan la calidad del candidato en aspectos como la docencia, la investigación y las publicaciones. Además, las evaluaciones periódicas, que se realizan cada tres años, son llevadas a cabo por comités integrados por profesores internos y externos, contribuyendo a la objetividad del proceso y evitando conflictos de interés.
Este sistema de evaluación, agregó, garantiza la permanencia en el puesto y la estabilidad laboral, siempre y cuando se cumplan las metas y estándares establecidos. De esta manera, se asegura la exigibilidad de los derechos laborales y la estabilidad institucional, aspectos que están estrechamente relacionados con las condiciones en las que se realiza la labor académica. Para Roldán Xopa, las condiciones institucionales influyen directamente en la protección de los derechos de los académicos y en el fortalecimiento del sindicato SIPACIDE, que representa a estos trabajadores en su lucha por mejores condiciones laborales y mayor autonomía en su labor científica y educativa.