El presidente de la Asociación Mexicana de Profesionales Inmobiliarios defiende la gentrificación como un proceso positivo para revitalizar barrios tradicionales en San Luis Potosí
La gentrificación en barrios tradicionales como San Miguelito podría representar una oportunidad para su revitalización y desarrollo urbano. Aunque en la Ciudad de México se han registrado protestas por este fenómeno, el presidente de la Asociación Mexicana de Profesionales Inmobiliarios (AMPI), Espitia Lanuza, sostiene que la gentrificación es un proceso “absolutamente positivo”.
Según su visión, esta dinámica permite dar vida a áreas que estaban en estado de deterioro o abandono, transformándolas en espacios modernos y con mayor dinamismo económico y social. La gentrificación, en su opinión, no solo rejuvenece los barrios, sino que también fomenta la inversión inmobiliaria y la creación de empleos, beneficiando a la comunidad en general.
Espitia Lanuza aclaró que, si bien existen protestas y resistencia en algunos sectores de la Ciudad de México, el fenómeno en sí mismo debe entenderse como un proceso natural de cambio urbano. Considera que, cuando se realiza de manera ordenada y responsable, la gentrificación puede contribuir a la recuperación de zonas históricas, preservando su identidad cultural mientras se modernizan sus infraestructuras.
En el caso específico de San Miguelito, un barrio con historia y tradición en San Luis Potosí, la presencia de inversiones inmobiliarias y proyectos de renovación podrían atraer a nuevos residentes y negocios. Esto, a su vez, puede ayudar a revitalizar la economía local y mejorar la calidad de vida de sus habitantes. No obstante, reconoció que es fundamental gestionar este proceso con sensibilidad social para evitar desplazamientos o exclusión de las comunidades originarias.
El dirigente inmobiliario enfatizó que la clave está en que las autoridades y los desarrolladores trabajen de manera coordinada para equilibrar la conservación del patrimonio con las necesidades de modernización. La participación comunitaria y la planificación urbana son esenciales para garantizar que la gentrificación beneficie a todos los actores involucrados.
Finalmente, Espitia Lanuza reafirmó que el fenómeno puede ser una herramienta poderosa para transformar barrios en estado de deterioro en espacios vibrantes y competitivos, siempre que se aplique con criterios de sostenibilidad y respeto social. La experiencia en otros países y ciudades muestra que, gestionada correctamente, la gentrificación puede ser sinónimo de progreso y bienestar para las comunidades involucradas.