El gasto de los hogares registra su mayor caída del año y refleja la debilidad económica del país
Durante el mes de mayo, el consumo privado en México experimentó una caída del 1.0 % en comparación con abril, marcando la mayor disminución registrada en lo que va del año. Este descenso refleja un debilitamiento en la actividad económica de los hogares y evidencia las dificultades que enfrenta el país para mantener su dinamismo económico en un contexto de múltiples desafíos. Los datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) muestran que, en términos de componentes específicos, la compra de bienes y servicios de origen nacional disminuyó un 1.3 %, mientras que la adquisición de bienes nacionales cayó un 2.4 %, y la de servicios, apenas un 0.1 %. Por su parte, la compra de bienes de origen importado aumentó un 0.3 % respecto a abril, indicando cierta tendencia a la sustitución o diversificación en las compras de los consumidores.
La caída en mayo representa la mayor en los últimos cinco meses, y a nivel anual, este indicador mostró una reducción del 0.9 %. Analizando los componentes en comparación con el mismo periodo del año anterior, el gasto en bienes y servicios nacionales creció un 0.3 %, con un incremento del 1.3 % en servicios y una reducción del 0.7 % en bienes. Por otro lado, el gasto en bienes de origen importado disminuyó un 5.3 %, evidenciando una tendencia de menor consumo de productos extranjeros en medio de la coyuntura económica actual. Estas cifras confirman una tendencia a la desaceleración del consumo privado en México, la cual se ha observado de manera continua en los últimos meses.
Expertos señalan que la debilidad del consumo privado en México responde a una combinación de factores económicos internos y externos. Entre estos, destacan un menor crecimiento económico, la persistencia de la inflación, tasas de interés elevadas, un debilitamiento en las condiciones del mercado laboral y en el envío de remesas. Además, la incertidumbre tanto en el ámbito comercial como en el político ha contribuido a que los hogares reduzcan su gasto, priorizando el ahorro y postergando decisiones de consumo. La combinación de estos elementos ha generado un impacto directo en la actividad económica y en la confianza de los consumidores.
Para este año, las proyecciones de crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) en México varían entre las instituciones internacionales y la Secretaría de Hacienda. El Fondo Monetario Internacional (FMI) prevé un crecimiento de apenas 0.2 %, mientras que la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) estima un 0.4 %. Estas cifras representan los niveles más bajos en América Latina, en contraste con la expectativa del gobierno mexicano, que ha señalado que el crecimiento podría alcanzar hasta un 2 %. Sin embargo, la tendencia actual del consumo privado y otros indicadores económicos sugieren que el país enfrentará un escenario de mayor fragilidad económica en los próximos meses.
El consumo privado, medido a través del Indicador Mensual del Consumo Privado (IMCP), refleja el comportamiento de gasto de los hogares en bienes y servicios esenciales como alimentos, ropa, transporte, educación, salud y entretenimiento. Este indicador es clave para entender la salud económica del país, ya que representa uno de los componentes más importantes del Producto Interno Bruto (PIB). La evolución del consumo privado está estrechamente vinculada a la capacidad de compra de los ciudadanos y a las condiciones generales del mercado laboral y financiero, por lo que su caída advierte una posible desaceleración económica prolongada si persisten las condiciones actuales.
La tendencia de menor consumo en México evidencia una economía que enfrenta múltiples desafíos, entre ellos una inflación persistente que erosiona el poder adquisitivo, tasas de interés altas que encarecen el financiamiento, y un mercado laboral que muestra signos de debilitamiento. La incertidumbre política y comercial también juega un papel crucial, generando mayor cautela en los hogares y las empresas a la hora de realizar inversiones o gastos importantes. La caída del consumo privado, por tanto, se configura como un indicador clave del estado actual de la economía mexicana y de los posibles escenarios futuros.
El contexto internacional, con una economía global marcada por la inflación y las tensiones comerciales, ha contribuido además a la ralentización del crecimiento en México. La menor entrada de remesas y la disminución del ingreso disponible de las familias también limitan su capacidad de gasto. La combinación de estos factores genera un escenario complejo para la economía mexicana, que requiere medidas articuladas para fortalecer el consumo y estimular la recuperación de la actividad económica en los próximos meses.