La creación del organismo genera inquietudes entre legisladores del partido y potenciales estrategias para frenar su avance
Dentro del partido Morena, la aprobación de la comisión encargada de elaborar la reforma electoral ha generado más preocupación que júbilo entre sus legisladores. La noticia del nombramiento de Pablo Gómez como presidente de dicho organismo ha sido recibida con incertidumbre y cierto malestar en las bancadas tanto en la Cámara de Diputados como en el Senado.
Fuentes cercanas a Político MX indican que, aunque públicamente los integrantes de Morena muestran unidad, en privado existe una percepción de extrañeza respecto a la designación. Los legisladores guindas consideran que esta decisión podría limitar las fichas de negociación disponibles para los coordinadores de bancada, particularmente para Ricardo Monreal y Adán Augusto López.
Estos personajes han mostrado anteriormente una relación tensa con Claudia Sheinbaum, quien actualmente ocupa la Presidencia de México. Se ha señalado que han expresado desacuerdos con propuestas presidenciales o han cambiado su postura respecto a ciertos contenidos, lo que genera desconfianza en el entorno de la mandataria.
Además, se ha informado que dentro del partido ya se estarían gestando estrategias para frenar o desacreditar la nueva comisión. La principal preocupación radica en que la reforma electoral, al ser elaborada por un organismo externo, podría reducir los espacios de participación de otros actores políticos y limitar la influencia de ciertos grupos internos en Morena.
El nombramiento de Pablo Gómez ha sido visto, por algunos sectores, como un movimiento que consolidará una visión particular en la elaboración de la reforma, lo que ha generado rechazo entre aquellos que temen perder peso en las decisiones sobre la transformación del sistema electoral. La expectativa en el partido es que esta situación pueda derivar en una movilización interna para contrarrestar lo que perciben como una maniobra para controlar el proceso.
Por otra parte, se ha mencionado que algunos legisladores y dirigentes ya trabajan en alianzas y estrategias para impedir que la comisión avance sin obstáculos. La percepción general es que la reforma electoral puede ser un punto de fricción importante en la gestión del partido y en la relación con otros actores políticos, ante el riesgo de que se limite la participación de diferentes voces y se centralice el proceso en un grupo reducido.
En conclusión, la creación de la comisión para la reforma electoral ha suscitado dudas y malestar en Morena, principalmente por la percepción de que podría afectar la negociación interna y reducir la participación de ciertos actores. La designación de Pablo Gómez, en particular, ha sido vista como un factor que podría complicar la dinámica interna del partido en un momento clave para la definición del sistema electoral en México.