La medida afectará importaciones de circuitos integrados, con exenciones para producción nacional, y genera impacto en el sector tecnológico global
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció este miércoles una medida que podría tener profundas repercusiones en la economía digital y en la industria tecnológica mundial. En una rueda de prensa en el Despacho Oval, el mandatario declaró que impondrá un arancel del 100% a los circuitos integrados de computadora, también conocidos como chips o semiconductores. La decisión busca fortalecer la producción nacional, aunque también generará un incremento en los costos de una amplia gama de productos electrónicos, automóviles, electrodomésticos y otros bienes considerados esenciales en la era digital.
Durante su intervención, Trump precisó que “impondremos un arancel de aproximadamente el 100% a los chips y semiconductores”, pero aclaró que “si estás fabricando en Estados Unidos, no hay cargo”. Esta exención para las empresas que producen en suelo estadounidense busca incentivar la relocalización de la manufactura, en un contexto en el que la escasez de circuitos integrados durante la pandemia de COVID-19 provocó aumentos en los precios de automóviles y contribuyó a una escalada inflacionaria.
El anuncio llega más de tres meses después de que el gobierno de Trump eximiera temporalmente a la mayoría de los productos electrónicos de los aranceles más onerosos impuestos en su mandato. La nueva medida representa una ruptura clara con esa política, al señalar una intención de aplicar un gravamen casi total a las importaciones de chips, salvo aquellos fabricados en Estados Unidos.
El mandatario subrayó que las empresas que fabrican chips en Estados Unidos estarían exentas del impuesto de importación, con la finalidad de fomentar la producción local y reducir la dependencia de mercados externos. La industria tecnológica ha realizado compromisos significativos para ampliar su manufactura en territorio estadounidense, con inversiones que alcanzan aproximadamente 1.5 billones de dólares desde que Trump regresó a la Casa Blanca en enero. Entre esas inversiones, destaca la promesa de Apple de invertir 600 mil millones de dólares, tras añadir otros 100 mil millones a un compromiso previo en febrero.
Este contexto plantea la interrogante sobre si dichas medidas serán suficientes para proteger a los productos fabricados en China e India, donde se producen millones de iPhones y otros dispositivos tecnológicos. La estrategia busca evitar que los aranceles impacten los precios de los nuevos modelos que Apple tiene previsto lanzar el próximo mes, y aliviar la presión sobre la compañía ante la posible elevación de costos.
Las reacciones en los mercados financieros han sido positivas para las empresas tecnológicas. Las acciones de Apple, que subieron un 5% en la jornada regular, aumentaron otro 3% en las operaciones posteriores al cierre, tras el anuncio en el que Trump, acompañado por Tim Cook, CEO de Apple, aseguró que algunas empresas no serían afectadas por los nuevos aranceles. Nvidia, fabricante de chips y otro de los grandes compromisos en Estados Unidos, también experimentó una ligera alza en sus acciones tras el cierre, sumándose a la tendencia de incremento en su valor de mercado, que ha alcanzado aproximadamente un billón de dólares desde el inicio del segundo mandato del expresidente.
Por su parte, Intel, pionero en la fabricación de chips de computadora, también registró incrementos en sus acciones después del cierre del mercado. Sin embargo, consultas enviadas a Nvidia e Intel para conocer su postura no han sido respondidas hasta el momento. La Asociación de la Industria de Semiconductores, principal grupo comercial del sector, declinó hacer comentarios respecto a los aranceles ordenados por Trump.
La demanda global de chips de computadora ha estado en auge, con un crecimiento del 19.6% en ventas en el año que concluyó en junio, según la organización World Semiconductor Trade Statistics. La medida de Trump contrasta con los planes del gobierno del presidente Joe Biden, que en 2022 promulgó la ley bipartidista CHIPS y Ciencia, destinada a apoyar la producción nacional mediante una inversión superior a los 50 mil millones de dólares en plantas de fabricación, investigación y capacitación de personal.
Mientras Biden apuesta por incentivar la inversión privada a través de créditos fiscales y subsidios, Trump ha optado por una estrategia basada en aranceles elevados para estimular una mayor relocalización de la producción en Estados Unidos, a pesar del riesgo de encarecer productos de consumo como teléfonos móviles, televisores y refrigeradores. La tensión entre ambas políticas refleja un debate sobre cómo equilibrar la seguridad nacional, la economía y la competitividad tecnológica en un mercado global cada vez más competitivo y vulnerable.