Moscú levanta la moratoria sobre el despliegue de misiles nucleares de corto y medio alcance
Rusia ha formalizado su decisión de reanudar el despliegue de misiles nucleares de corto y medio alcance, tras levantar la moratoria que mantenía desde 2019. Esta medida representa un cambio significativo en la postura del Kremlin respecto a su arsenal nuclear, en un contexto de tensiones crecientes con Estados Unidos y sus aliados occidentales. El anuncio fue realizado por el Ministerio de Exteriores ruso, que afirmó que Moscú ya no se considera limitada por el tratado INF, firmado en 1987 entre Estados Unidos y la Unión Soviética.
El tratado de Eliminación de Misiles de Medio y Corto Alcance (INF), firmado el 8 de diciembre de 1987, fue un acuerdo pionero en el proceso de desarme nuclear durante la Guerra Fría. En su prefacio, ambas partes expresaron su objetivo de reducir la tensión y prevenir una guerra nuclear, consciente de que sus devastadoras consecuencias serían irreparables para la humanidad. Entró en vigor en junio de 1988 y eliminó una categoría importante de armas nucleares, incluyendo misiles balísticos y de crucero con alcances de entre 500 y 5,500 kilómetros.
A lo largo de los años, sin embargo, Estados Unidos y Rusia se acusaron mutuamente de incumplimientos. En 2014, el gobierno estadounidense, entonces bajo la presidencia de Barack Obama, acusó a Moscú de violar el tratado tras supuestamente probar un misil de crucero terrestre, lo que fue rechazado enérgicamente por Rusia. La tensión aumentó cuando, en junio de 2018, el Instituto Internacional de Estocolmo para la Investigación de la Paz advirtió que ambos países estaban en riesgo de colapsar el acuerdo, debido a supuestas pruebas y despliegues no autorizados.
El 20 de octubre de 2018, el presidente Donald Trump anunció la salida de Estados Unidos del tratado INF, acusando a Rusia de incumplir sus términos, específicamente con el desarrollo y prueba del misil 9M729, conocido como SSC-8, que se basó en proyectiles utilizados en Siria. Moscú negó las acusaciones, pero declaró que si Estados Unidos desplegaba misiles en Europa, Rusia respondería “inmediatamente” con su propio armamento, incluyendo centros de decisión en territorio europeo.
El 2 de agosto de 2019, Washington formalizó su retiro del acuerdo, seguido por Moscú el día siguiente. Desde entonces, Rusia anunció una moratoria en septiembre de ese mismo año, que ahora ha levantado oficialmente. La decisión se produce en medio de una escalada en la carrera armamentista, en la que Estados Unidos ha desplegado un número sin precedentes de sistemas en Europa, supuestamente en respuesta a amenazas percibidas por parte de Rusia.
El Kremlin ha advertido que, en caso de que Estados Unidos continúe desplegando misiles de alcance corto y medio en Europa, Moscú responderá “inmediatamente” con medidas de respuesta militar. Esto incluye la posibilidad de apuntar su armamento hacia objetivos en Europa y centros de toma de decisiones en Estados Unidos. La denuncia fue hecha en un comunicado del Ministerio de Exteriores ruso, que acusó a Washington de acelerar la producción y el despliegue de sistemas de armas en la región, en el marco de ejercicios militares con una clara orientación antirrusa.
Uno de los focos principales de esta nueva política rusa es Europa, donde las tensiones han aumentado por el apoyo occidental a Ucrania y el rearme europeo. Se especula que los misiles podrían desplegarse en el enclave báltico de Kaliningrado, entre Polonia y Lituania, con capacidad para afectar a Alemania y a otros países de la región. Moscú también acusa a Berlín de planear el despliegue de sistemas de misiles Typhon y armamento hipersónico Dark Eagle en su territorio, así como a Ucrania, con sistemas como los HIMARS y MLRS considerados por Rusia como lanzadores terrestres de misiles de corto y medio alcance.
Además, Moscú ha intensificado su cooperación militar con países autoritarios de la región del Asia-Pacífico, como Corea del Norte, Birmania, Vietnam y Laos, en un intento de fortalecer su influencia y contrarrestar la presencia militar occidental en la zona. Rusia también ha denunciado la militarización de la región por parte de Estados Unidos y la OTAN, en un contexto que consideran busca presionar a China para que no tome Taiwán por la fuerza.
En este escenario, Rusia ha reafirmado su derecho a usar armas nucleares si lo considera necesario, en un mensaje dirigido a occidente y a sus aliados. La postura del Kremlin refleja una estrategia de disuasión reforzada, en la que la amenaza nuclear se mantiene como un elemento de respuesta ante la escalada militar de Occidente. La decisión de levantar la moratoria sobre el despliegue de misiles nucleares de corto y medio alcance evidencia una escalada en la tensión global, que genera preocupación por la posibilidad de una nueva carrera armamentista de consecuencias imprevisibles.