Estados Unidos evita aplicar la pena de muerte a “El Mayo”, Caro Quintero y “El Viceroy”

Redacción
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Foto: Especial

La Fiscalía estadounidense decide no solicitar la pena capital para tres destacados narcotraficantes mexicanos detenidos en territorio estadounidense

La Fiscalía de Estados Unidos ha decidido no solicitar la pena de muerte en los procesos judiciales contra tres prominentes narcotraficantes mexicanos. Entre ellos se encuentra Ismael “El Mayo” Zambada García, exlíder del Cártel de Sinaloa, quien fue detenido en territorio estadounidense y cuya extradición generó una ola de violencia sin precedentes en México. La decisión de no solicitar la pena capital fue comunicada formalmente al juez del caso, Brian M. Cogan, a través de un documento en el que se explica que el Fiscal General ha autorizado esta medida.

En el mismo comunicado, la Fiscalía anunció que tampoco se solicitará la pena de muerte contra Vicente Carillo Fuentes, conocido como “El Viceroy”, ni contra Rafael Caro Quintero, ambos detenidos en Estados Unidos y considerados figuras clave en el narcotráfico mexicano. La decisión fue adoptada en el marco de los procedimientos judiciales en curso y refleja una estrategia distinta a la que en otros casos ha sido común en Estados Unidos, donde la pena de muerte aún se contempla en ciertos delitos graves relacionados con el narcotráfico.

El fiscal a cargo, Joseph Nocella, envió una carta al juez Cogan en la que se detalla que el gobierno estadounidense, bajo la autorización del Fiscal General, no solicitará la pena de muerte en estos casos. La comunicación, con el asunto “Estados Unidos contra Ismael Zambada García”, reafirma el cambio en la estrategia legal y subraya la importancia de estos procesos en la lucha contra el crimen organizado internacional.

La captura de “El Mayo” Zambada García ocurrió el 25 de julio de 2024 en un operativo que involucró un plan de vuelo irregular. La aeronave, una avioneta Cessna, tenía inicialmente permiso para aterrizar en Chihuahua, pero voló directamente a El Paso, Texas, sin informar a las autoridades mexicanas. La operación fue realizada en medio de una vigilancia que reveló posibles complicidades y la presencia de agentes estadounidenses en la residencia donde ocurrió la captura.

La importancia de este tema radica en el impacto que la detención de “El Mayo” tuvo en la estructura del Cártel de Sinaloa, que desde entonces ha enfrentado una ola de violencia sin precedentes, con más de mil muertos en México. La captura, además, ha puesto en evidencia la complejidad de las operaciones internacionales de narcotráfico y las implicaciones en la seguridad regional.

El exlíder del Cártel de Sinaloa afirmó que su traslado a Estados Unidos no fue voluntario. Según su versión, fue víctima de un secuestro orquestado por Joaquín Guzmán López, uno de los hijos de Joaquín “El Chapo” Guzmán. Zambada relató que fue convocado a una reunión en el rancho Huertos del Pedregal, en las afueras de Culiacán, con el propósito de mediar un conflicto político entre el gobernador de Sinaloa, Rubén Rocha Moya, y Héctor Melesio Cuén Ojeda, exalcalde de Culiacán y exrector de la Universidad Autónoma de Sinaloa.

Al llegar a dicho rancho, “El Mayo” fue emboscado por hombres armados vestidos con uniformes militares. Lo sometieron violentamente, lo encapucharon y lo subieron a una camioneta. Posteriormente, fue trasladado a un avión privado, en el que, según su declaración, solo estaban él, Guzmán López y el piloto. El vuelo aterrizó en El Paso, Texas, donde fue entregado a las autoridades estadounidenses.

Las dudas sobre la versión oficial también han sido motivo de discusión. Mientras Rosa Icela Rodríguez, entonces secretaria de Seguridad, habló de un avión Cessna pilotado por Larry Curtis Parker, este negó haber participado en la operación. Informes de medios internacionales como The New York Times y CrashOut confirmaron que la aeronave utilizada fue un Beechcraft King Air turbohélice. Además, una fuente del Cártel de Sinaloa aseguró que agentes estadounidenses estaban presentes en la vivienda de Culiacán durante el secuestro de “El Mayo”.

El embajador de Estados Unidos en México en ese momento, Ken Salazar, confirmó que Guzmán López se entregó voluntariamente, mientras que Zambada fue llevado en contra de su voluntad, evidenciando un operativo complejo y posiblemente encubierto.

Este caso refleja la notable influencia de los narcotraficantes mexicanos en las operaciones transnacionales y las implicaciones que estos hechos tienen en la política de seguridad de ambos países. La decisión de Estados Unidos de no solicitar la pena de muerte marca un cambio en la estrategia judicial y puede influir en futuros procesos contra criminales de alto perfil en la región.

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