La filtración de fotografías en Tokio genera sospechas de operación estatal y enfrenta a figuras internas del oficialismo
Una carta publicada el 5 de agosto por Andrés Manuel López Beltrán, hijo del expresidente Andrés Manuel López Obrador, revela que fue objeto de espionaje durante su viaje a Japón, en un contexto en el que defendió sus gastos y criticó a sus adversarios. En el documento, dirigido a la opinión pública y simpatizantes de Morena, afirmó que costeó su viaje con recursos propios, viajó en línea comercial y que las imágenes publicadas en redes sociales fueron tomadas por supuestos espías.
La publicación genera dudas sobre cómo fue posible rastrear su ubicación en Tokio y obtener fotografías en un hotel de lujo, considerando que, según López Beltrán, solo sus allegados, incluido Luisa María Alcalde, presidenta de Morena, sabían de su viaje. La revelación ha avivado sospechas sobre una posible operación de inteligencia, aunque no se ha señalado oficialmente al gobierno.
El análisis del periodista Raymundo Riva Palacio, en su columna Estrictamente Personal, sugiere que la sincronización en la publicación de fotos comprometedoras de López Beltrán, el senador Ricardo Monreal, Mario Delgado y otros políticos, podría indicar una acción coordinada desde el propio gobierno mexicano. Fuentes de alto nivel señalaron que algunas imágenes fueron tomadas por agentes del Centro Nacional de Inteligencia desde Madrid, en el caso de Monreal y los Yunes. La obtención de las fotos de López Beltrán en Tokio, señala Riva Palacio, sería más compleja, dado que Japón cuenta con un fuerte sistema de contrainteligencia y el CNI no tiene presencia operativa en ese país. La hipótesis plantea que la operación pudo haberse coordinado a través de un tercer país o con autorización del gobierno japonés, con la finalidad de debilitar políticamente al hijo del expresidente.
En el contexto político, la filtración del viaje de López Beltrán se vincula con una disputa interna en Morena. Salvador García Soto reportó que existe una ruptura entre López Beltrán y Luisa María Alcalde, quien habría convocado el Consejo Nacional durante su ausencia y exhibido su silla vacía, en una maniobra que algunos interpretan como un acto de control. La lucha por el liderazgo del partido rumbo a 2027 enfrenta a ambos personajes, con Alcalde alineada con Claudia Sheinbaum y López Beltrán intentando mantener influencia en el movimiento fundado por su padre.
El análisis de Riva Palacio indica que el principal beneficiado con esta crisis sería la presidenta Claudia Sheinbaum, ya que las figuras exhibidas con lujos y alejadas de su línea política podrían ser debilitadas para consolidar su liderazgo. La sofisticación de la supuesta operación de espionaje, que requeriría recursos y logística avanzados, refuerza la hipótesis de un montaje con implicaciones políticas internas y externas.
El conflicto interno en Morena, en medio de acusaciones de tráfico de influencias y contratos irregulares, se intensifica en un escenario donde la filtración y el espionaje adquieren un papel clave en la lucha por el control del partido y su rumbo hacia 2027.