La frecuencia y el impacto de los hundimientos en la Ciudad de México, principales zonas afectadas y acciones de las autoridades
En la Ciudad de México, la tierra se abre en promedio cada tres días, dando lugar a la aparición constante de nuevos socavones en diferentes zonas de la capital. Desde 2019, se han registrado un total de 767 hundimientos, un problema que trasciende el caos vial y representa una amenaza significativa para la seguridad geológica, además de implicar un costo estimado de al menos 100 millones de pesos para la ciudad, de acuerdo con datos proporcionados por la Secretaría de Gestión Integral del Agua (Seguiagua) de la CDMX.
Este fenómeno no solo genera molestias por los trastornos en la circulación, sino que también pone en riesgo la integridad de peatones y automovilistas, quienes pueden caer en estos hundimientos. En casos extremos, edificios completos han sufrido colapsos tras hundimientos del suelo, lo que evidencia la gravedad del problema. La existencia de socavones en la ciudad es más que un simple inconveniente vial, pues constituye un riesgo geológico que requiere atención y medidas preventivas urgentes.
Aunque comúnmente se piensa que los socavones son resultado de las lluvias, investigaciones recientes indican que la causa principal es la erosión silenciosa del subsuelo, ocasionada por miles de fugas en la antigua y obsoleta red de agua potable y drenaje de la capital. La problemática se agrava por la infraestructura en deterioro, que favorece la formación de estos hundimientos en diferentes zonas, poniendo en jaque la estabilidad del suelo y la seguridad de quienes habitan o transitan en las áreas afectadas.
Según el Atlas de Riesgos local, los socavones representan un peligro que va más allá de los daños en la vialidad. Los riesgos alcanzan también a los peatones y conductores, quienes enfrentan la posibilidad de caer en estos hundimientos, además de la potencial caída de estructuras completas tras el colapso del suelo. La peligrosidad de estos hundimientos ha llevado a las autoridades a implementar acciones de reparación en diversas calles y avenidas, con el objetivo de reducir el riesgo y evitar tragedias mayores.
Una de las zonas afectadas recientemente fue la calle Don Luis, en la esquina con la Avenida Plutarco Elías Calles, en la alcaldía Benito Juárez. Ahí, un socavón fue atendido por los trabajos de reparación realizados por la Brigada SACMEX, que consistieron en la reposición de 50 metros de atarjea de 0.61 metros de diámetro. Estas acciones buscan mitigar la expansión del hundimiento y prevenir posibles accidentes en la zona, donde no se reportaron víctimas pero sí la pérdida de mercancía y la fuente de trabajo de una comerciante afectada.
En los últimos años, la Ciudad de México ha enfrentado un incremento en la aparición de socavones, llegando a un punto crítico en 2023, año en el que se registraron 139 casos. Hasta la fecha, en 2025, se han reportado 80 nuevos hundimientos, y aunque en 2024 la cifra total disminuyó en 9 respecto al año anterior, la tendencia indica que el problema podría alcanzar niveles récord en los próximos meses, en vista de que aún queda más de la mitad del año por transcurrir.
La frecuencia con la que aparecen estos socavones es alarmante, pues, en promedio, cada tres días se abre uno nuevo en diferentes puntos de la ciudad, lo cual evidencia la gravedad de la situación y la necesidad de acciones preventivas y correctivas inmediatas para proteger a la población y la infraestructura urbana.
Las alcaldías más afectadas por esta problemática son Iztapalapa y Gustavo A. Madero, que concentran la mayor cantidad de incidentes relacionados con hundimientos. Estas zonas han visto incrementadas las incidencias en las redes primarias y secundarias de drenaje, que son responsables del problema. La atención a estos socavones se realiza en coordinación entre diferentes instancias gubernamentales, donde la dependencia central actúa principalmente en las redes primarias, mientras que las alcaldías se encargan de los casos en redes secundarias, con la ayuda adicional de Seguiagua, que brinda apoyo complementario.
Un ejemplo reciente de la gravedad de esta situación ocurrió dentro de una vivienda en la alcaldía Gustavo A. Madero, donde se formó un socavón que, aunque no generó víctimas, provocó la pérdida de mercancía y de la fuente de ingreso de una comerciante local. Este incidente evidencia cómo los hundimientos pueden afectar directamente a los habitantes y sus bienes, además de poner en riesgo sus vidas en casos más severos.
La principal causa de la formación de estos socavones es la acumulación de fugas en las redes de distribución de agua potable y drenaje, que debilitan la estructura del subsuelo. La investigación realizada por Reporte Índigo señala que miles de grietas en las tuberías y fugas sin atender en las redes de agua favorecen la creación de estos hundimientos, que se vuelven cada vez más frecuentes y peligrosos en la ciudad.
Para enfrentar esta problemática, las autoridades capitalinas planean duplicar los esfuerzos en la reparación de fugas, con la utilización de nuevas tecnologías y una estrategia coordinada. La meta para 2025 es atender al menos 20 mil fugas en toda la ciudad, y para ello se cuenta con herramientas modernas como la línea H2O, cuyo número es el *426, que permite a los ciudadanos reportar problemas relacionados con el agua, incluyendo socavones, fugas, problemas con pipas y otros incidentes relacionados.
Ante la presencia de socavones, la Secretaría de Gestión Integral del Agua envía a su escuadrón especializado, conocido como “Tormenta”, conformado por motociclistas de reacción inmediata, que acuden rápidamente al lugar para verificar las condiciones del hundimiento y determinar quién tiene la competencia para atenderlo. La seguridad de quienes detectan estos incidentes es prioritaria, por lo que se recomienda mantener distancia y reportar inmediatamente la situación a las líneas de emergencia, como la línea H2O o al 911, para activar las acciones correspondientes.
El responsable de Seguiagua enfatiza que, si bien un socavón puede parecer pequeño a simple vista, su tamaño real puede ser mucho mayor en su profundidad y extensión, por lo que la mejor acción es mantener la distancia y reportar de inmediato para prevenir accidentes. La recomendación es no intentar intervenir por cuenta propia, sino confiar en las acciones de las autoridades y los servicios especializados que actúan con prontitud en estos casos.