Caso Florence Cassez: El montaje de García Luna y Loret de Mola

Redacción
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Foto: Especial

La sentencia absolutoria a Israel Vallarta revela las irregularidades en la detención y transmisión en vivo de un operativo montado por las autoridades

El 31 de julio, Israel Vallarta Cisneros recibió una sentencia absolutoria después de haber pasado casi 20 años en prisión debido a un montaje elaborado por Genaro García Luna y Carlos Loret de Mola. Este caso, que involucra la conocida captura de Florence Cassez e Israel Vallarta, ha sido uno de los episodios más polémicos y controvertidos en la historia judicial reciente de México.

La historia se remonta a diciembre de 2005, cuando se transmitió en vivo un operativo organizado por la Agencia Federal de Investigación (AFI), bajo la dirección de Genaro García Luna. Esta operación fue cubierta en tiempo real por el noticiero matutino conducido por Carlos Loret de Mola y por el periodista Pablo Reinah, quien incluso entrevistó a Vallarta Cisneros en el momento de su detención. La transmisión en vivo generó un impacto mediático sin precedentes, presentando la captura como un logro en la lucha contra el secuestro.

Este caso marcó un punto clave en la carrera de García Luna, quien posteriormente se convirtió en Secretario de Seguridad Pública durante el gobierno de Felipe Calderón. Sin embargo, familiares de Vallarta y diversas organizaciones señalaron que el operativo fue un montaje, señalando que José Israel Vallarta fue torturado para admitir su participación en la banda de secuestradores “Los Zodiaco” y que la detención fue planeada desde un inicio con fines mediáticos.

Contrario a lo que se mostró en la transmisión en vivo, Israel Vallarta y Florence Cassez fueron detenidos un día antes, el 8 de diciembre de 2005, en circunstancias diferentes a la escena televisada. Ambos fueron arrestados en la carretera libre a Cuernavaca, alrededor del mediodía, mientras circulaban por la vía pública. Horas más tarde, las autoridades afirmaron haberlos detenido en flagrancia en el rancho Las Chinitas, donde, además, supuestamente se liberaron víctimas de secuestro. Sin embargo, estas versiones contrastan con los hechos, pues las pruebas indican que la operación fue cuidadosamente planeada y manipulada para crear una imagen de éxito.

El montaje fue posible gracias a la colaboración con Eduardo Margolis, un empresario que acusó a José Israel Vallarta de haberlo estafado. Con su ayuda, se fabricó la existencia de la banda de secuestradores “Los Zodiaco”, en la que supuestamente participaban Vallarta, su familia y Florence Cassez. La versión oficial sostuvo que la operación fue el resultado de una investigación que culminó en una captura que parecía en vivo, pero que en realidad fue manipulada y preparada con antelación.

En 2006, Genaro García Luna admitió en una entrevista con Denisse Maerker que la detención en el caso Florence Cassez-Israel Vallarta fue un montaje. García Luna explicó que la operación fue una “recreación” realizada “por solicitud de los medios”, con el fin de presentar un operativo espectacular y mediático. La Procuraduría General de la República (PGR), en marzo de 2007, también reconoció que ocultó información al reportero Pablo Reinah, pues no le advirtieron que la escena de la detención había sido fabricada, una práctica que evidencia la manipulación del proceso.

A pesar de la orden de liberación inmediata emitida por una jueza federal tras la absolución de Vallarta, el caso sigue abierto. Su hermano, Mario Vallarta, y su sobrino, Sergio Cortés Vallarta, continúan en prisión sin sentencia, siendo las últimas personas señaladas como miembros de “Los Zodiaco”. La liberación de estos individuos dependerá de una resolución judicial que confirme su inocencia, tras la evidencia de que la operación fue un montaje.

El caso Florence Cassez- Israel Vallarta evidencia las irregularidades y abusos en las operaciones mediáticas y judiciales en México. La confesión de García Luna sobre el montaje y la admisión de la PGR confirman que la detención fue fabricada, poniendo en duda la integridad del proceso y resaltando la necesidad de una revisión exhaustiva de estos hechos. La justicia comienza a hacer justicia con la resolución favorable para Vallarta, pero las heridas abiertas en la confianza en las instituciones permanecen.

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