A pesar de la reciente recuperación de las presas, el Dr. Ismael Aguilar insta al gobierno a no dar por superada la crisis hídrica en Nuevo León, subrayando la necesidad de medidas sostenibles para evitar futuros desabastecimientos en el estado.
El Dr. Ismael Aguilar, especialista del Tecnológico de Monterrey, ha advertido que la reciente recuperación de los niveles de las presas en Nuevo León no significa que la crisis de agua haya terminado. El especialista pidió al gobierno estatal que no envíe un mensaje de falsa seguridad a la población, destacando que aún se necesitan medidas preventivas para garantizar un suministro estable a largo plazo.
La tormenta tropical Alberto trajo consigo lluvias que han permitido que las presas de Nuevo León recuperen niveles históricos, lo que ha generado un alivio temporal en la crisis hídrica que ha afectado al estado en los últimos años. Sin embargo, el Dr. Ismael Aguilar, investigador del Centro del Agua del Tecnológico de Monterrey, advierte que este alivio no debe ser malinterpretado como una solución definitiva. «Si la población cree que el problema ha terminado, podría relajarse en el cuidado del agua, lo cual sería un grave error», señaló Aguilar en una entrevista reciente.
«No debiera darse el falso mensaje de que los problemas ya se solucionaron y que podemos seguir desperdiciando el agua»
Comentó Aguilar. Su preocupación radica en que, tras la crisis de 2022, cualquier mensaje que indique una resolución definitiva podría revertir los esfuerzos de concienciación y uso responsable del agua que se han promovido en la región.
Datos y estadísticas
Actualmente, las presas La Boca, Cerro Prieto y El Cuchillo han alcanzado niveles de almacenamiento del 102%, 107% y 89% respectivamente. Aunque estos números son alentadores, Iván Ramírez, otro experto del Tec de Monterrey, recalca que el volumen de agua disponible sigue siendo un 30% inferior al del año 2022, lo que indica que la situación sigue siendo precaria.
Antecedentes
La crisis de agua en Nuevo León ha sido un problema recurrente en los últimos años, exacerbado por sequías prolongadas y un crecimiento poblacional que ha ejercido una presión considerable sobre los recursos hídricos. En 2022, el estado enfrentó uno de los peores episodios de desabastecimiento de su historia reciente, lo que llevó a implementar medidas de emergencia como cortes programados y el uso de pipas para garantizar el suministro a la población. Estos antecedentes subrayan la necesidad de una gestión más eficiente y proactiva del agua en la región.
