La agencia crediticia eleva la nota de Pemex a BB con perspectiva estable, aunque mantiene advertencias sobre su vulnerabilidad económica y estructural
Fitch Ratings elevó la calificación de Petróleos Mexicanos (Pemex) a BB desde B+, manteniendo una perspectiva estable, tras un significativo respaldo financiero del gobierno mexicano. La mejora en la nota crediticia ocurrió después de que el Estado mexicano colocó una emisión de Notas Estructuradas Pre Capitalizadas (P-Caps) por un monto de 12 mil millones de dólares, con vencimiento en 2030. Esta operación refleja un mayor compromiso del gobierno con la petrolera estatal, fortaleciendo el vínculo institucional entre ambas entidades.
Este respaldo financiero, además, fue facilitado por la reciente legislación que permite a Pemex compartir el límite de deuda con la Secretaría de Hacienda y Crédito Público. La medida contribuye a mejorar la gobernanza de la empresa y su capacidad de toma de decisiones en materia de financiamiento, aunque no elimina los riesgos inherentes a su perfil financiero.
No obstante, Fitch advierte que, a pesar de la reciente mejora, Pemex continúa presentando un perfil débil. La compañía mantiene niveles elevados de deuda, flujo de caja negativo y una producción menor en comparación con periodos anteriores. Estas condiciones limitan su capacidad de inversión y su sostenibilidad a largo plazo, manteniendo a Pemex en una posición vulnerable dentro del mercado energético.
En cuanto a los resultados trimestrales, Petróleos Mexicanos reportó beneficios netos acumulados por 16,187 millones de pesos en el primer semestre de 2025. Este resultado representa una recuperación significativa respecto a la pérdida neta de 268,647 millones de pesos registrada en el mismo periodo del año anterior. El segundo trimestre del año mostró beneficios por 59,516 millones de pesos, en contraste con una pérdida de 273,329 millones en el mismo lapso de 2024, según el informe presentado ante la Bolsa Mexicana de Valores.
La empresa atribuyó estos resultados positivos principalmente a una utilidad cambiaria, además de una disminución en ciertos componentes del costo de ventas, del costo financiero y de los impuestos y derechos. Sin embargo, estos efectos positivos fueron parcialmente contrarrestados por menores ventas, un aumento en el deterioro de activos fijos y mayores gastos de distribución, venta y administración. La recuperación, aunque significativa, no oculta que en el primer trimestre de 2025 Pemex perdió 43,329 millones de pesos, en un contexto marcado por la caída en sus ventas y la alta volatilidad global.
Fitch puntualizó que, aunque la calificación mejorada refleja un respaldo del Estado, Pemex continúa enfrentando múltiples riesgos. La agencia destacó un apalancamiento superior a 15 veces, un bajo flujo de caja libre y una inercia de subinversión en mantenimiento e infraestructura. Además, la compañía presenta un desempeño operativo débil, deterioro en activos críticos y problemas ambientales y sociales que afectan su perfil de riesgo.
La calificadora enfatizó que Pemex requiere del apoyo gubernamental para mantener liquidez, cubrir vencimientos y sostener operaciones en exploración y producción. En caso de debilitamiento del compromiso del Estado mexicano o una rebaja en la calificación soberana, existe la posibilidad de que la nota de Pemex vuelva a deteriorarse, advirtió Fitch.
La importancia de esta evaluación radica en que refleja el respaldo financiero y político del gobierno mexicano a Pemex. La mejora en su calificación facilita el acceso a financiamiento y fortalece el vínculo institucional con Hacienda. Sin embargo, también señala que la recuperación no es estructural y que cualquier debilitamiento en el apoyo estatal o en la calificación soberana podría revertir las ventajas obtenidas.
Este análisis resulta crucial para inversionistas, analistas y autoridades, ya que permite evaluar el riesgo de financiamiento y prever la viabilidad futura de la empresa dentro del contexto energético mexicano. La calificación de Pemex continúa siendo un indicador clave del estado de la economía petrolera del país y de la confianza en su gestión financiera.