Los retrasos en análisis y liberación de mercancía impactan la economía de las empresas exportadoras en México
Una empresa mexicana, con más de 20 años en el mercado y especializada en exportaciones hacia Estados Unidos y Sudamérica, intentó ampliar su mercado enviando productos a Europa. Para ello, estableció contacto con posibles clientes, invirtió en infraestructura y logró concretar una compra que involucraba más de 10 contenedores de mercancía. Sin embargo, estos contenedores permanecieron retenidos en la aduana durante 45 días, lo que afectó gravemente sus operaciones y resultados financieros.
La carga que intentaron exportar consistía en mercancía de difícil identificación, por lo que fue retenida en la aduana para realizar análisis y descartar cualquier posible envío de productos ilegales. Este proceso, que en teoría tendría un plazo corto, se prolongó mucho más de lo esperado, generando pérdidas considerables para la empresa.
El representante de la firma compartió que, en un inicio, la autoridad aduanera aseguró que los resultados del análisis estarían listos en un período de tres a cinco días. No obstante, pasaron mes y medio, lo que provocó que el cliente con quien tenían la venta rompiera futuros negocios con ellos. La demora también significó una pérdida de aproximadamente dos millones de pesos, monto que cubrieron por el pago de resguardo de la mercancía en la aduana, una situación que consideraron perjudicial para sus operaciones y para la economía del sector exportador.
La autoridad aduanera justificó la retención argumentando que se trataba de la primera operación en un puerto diferente al habitual de la empresa. Además, mencionaron que en las 52 aduanas del país se están tomando muestras que son enviadas al laboratorio central en la Ciudad de México. Según explicaron, allí es donde se presenta un posible cuello de botella, lo cual ha sido reconocido por colegas del sector, quienes coinciden en que este tipo de retrasos no parecen ser casos aislados. La percepción general en el sector es que, en lugar de promover las exportaciones y la economía del país, las acciones de las autoridades parecen estar obstaculizando el crecimiento y la competitividad de las empresas mexicanas.
Desde 2022, con la consolidación de la Agencia Nacional de Aduanas de México (ANAM), el fisco ha intensificado sus esfuerzos para detectar y detener prácticas ilícitas como el contrabando, la subvaluación y el narcotráfico, además de reforzar la fiscalización en materia de impuestos. La colaboración entre la ANAM y el Servicio de Administración Tributaria (SAT) ha llevado a la implementación de estrategias que buscan controlar el comercio exterior, principalmente mediante la retención de IVA, la revisión a empresas IMMEX y de aquellas certificadas en materia de IVA e IEPS, así como en importaciones temporales.
Este incremento en la fiscalización se ha traducido en un mayor número de expedientes integrados por causa penal relacionados con comercio exterior y en una mayor recaudación de impuestos. Sin embargo, los tiempos de análisis y la rigidez en los procedimientos continúan afectando a las empresas exportadoras mexicanas, que enfrentan pérdidas millonarias por la demora en la liberación de sus mercancías en las aduanas del país.