La automatización y la inteligencia artificial están modificando las oportunidades laborales para los jóvenes profesionales y la forma en que las empresas contratan.
Cada vez son menos las empresas que consideran conveniente contratar a un universitario de 22 años para ciertos puestos. La inteligencia artificial (IA) está sustituyendo muchas de las tareas que tradicionalmente realizaban los recién graduados, según un reporte publicado en el Wall Street Journal.
En Hirewell, una firma de reclutamiento con sede en Chicago, las agencias de marketing han dejado de solicitar personal de nivel inicial, que antes era muy demandado. “Las empresas necesitarán cada vez menos personal en los puestos más bajos”, afirmó George Arison, director ejecutivo de una app de citas, quien también ha dejado de contratar programadores recién egresados.
Desde Columbus, la consultora Futurety, cuyo director ejecutivo es Bill Balderaz, optó por gestionar sus redes sociales con ChatGPT en lugar de contratar a un pasante. Además, ha aconsejado a sus hijos que busquen profesiones que impliquen habilidades sociales difíciles de automatizar.
“Tener un buen trabajo garantizado después de la universidad ya no creo que sea una verdad absoluta en la actualidad”, expresó.
Durante décadas, existió un acuerdo tácito: los recién graduados trabajaban con esfuerzo por salarios bajos y, a cambio, las empresas los capacitaban para su desarrollo profesional. Sin embargo, este pacto se ha visto debilitado por la reducción en la contratación de puestos administrativos, la amenaza de recesión y, ahora, por la automatización mediante IA.
Este fenómeno afecta tanto a los jóvenes profesionales como al crecimiento del talento futuro. A medida que las empresas capacitan a menos jóvenes, también están reduciendo la base de trabajadores que en cinco o diez años podrán asumir mayores responsabilidades.
“Este es un cambio radical en la forma en que los empleadores contratan”, puntualizó Matt Sigelman, presidente del Burning Glass Institute.
La IA acelera tendencias ya en marcha. Un análisis del Burning Glass Institute revela que, con cada generación posterior a 2020, una proporción menor de graduados consigue empleos que exigen una licenciatura. Esto es válido en todas las disciplinas, incluyendo ingeniería, matemáticas y artes. Además, el desempleo entre los recién graduados universitarios crece con mayor rapidez que entre jóvenes con solo bachillerato o títulos técnicos.
Sectores como información, finanzas, seguros y servicios técnicos, que continúan en crecimiento, han visto desacelerarse la contratación de recién graduados. Para las empresas, esto no representa necesariamente una desventaja: aumentan la eficiencia sin comprometer el rendimiento.
En muchas de las grandes empresas tecnológicas, esta tendencia es aún más evidente. Según la firma de capital de riesgo SignalFire, entre las 15 compañías más grandes por capitalización bursátil, la proporción de contrataciones de nivel inicial cayó un 50% desde 2019. En 2024, solo el 7% de las nuevas contrataciones fueron recién graduados, comparado con el 11% en 2022. La causa principal ha sido la reducción de equipos, menor inversión en programas para recién egresados y la creciente influencia de la IA.
La búsqueda de empleo, por tanto, se ha vuelto más intimidante. Jadin Tate, quien estudió informática en la Universidad de Albany y esperaba encontrar un trabajo en experiencia de usuario, recibió una advertencia de su mentor la semana previa a su graduación: “La IA está conquistando ese campo”. Le dijo que esa área podría desaparecer en cinco años.
Desde entonces, Tate ha asistido a varias convenciones, solicitado decenas de empleos y no ha logrado conseguir entrevistas. Muchos de sus compañeros trabajan en comercio minorista mientras esperan una oportunidad. “Ha sido intimidante”, comentó Tate sobre su experiencia en la búsqueda laboral.
La competencia en el mercado laboral se ha intensificado. Según la plataforma Handshake, en el último año académico, las ofertas laborales para recién graduados disminuyeron un 15%, mientras que las solicitudes por vacantes aumentaron un 30%.
Las oportunidades de prácticas profesionales reflejan una tendencia similar. Aunque muchas empresas destacan los beneficios de la eficiencia impulsada por la inteligencia artificial, el desarrollo de habilidades puede verse afectado.
Chris Ernst, director de aprendizaje en Workday, advierte que los empleados aprenden principalmente a través de la experiencia. Si una IA puede generar en segundos un informe que antes requería días de trabajo, los jóvenes profesionales pierden la oportunidad de adquirir habilidades esenciales durante ese proceso.
“El aprendizaje genuino, el crecimiento y la adaptación se logran con esfuerzo”, afirmó Ernst. Para compensar esta situación, sugiere crear vínculos intencionales entre jóvenes y mentores.
En Williams, empresa operadora de oleoductos en Oklahoma, la IA ayudó a reducir la carga de trabajo inicial, pero también eliminó tareas fundamentales para comprender el negocio. En respuesta, implementaron un programa de inducción liderado por ejecutivos que explican los fundamentos de la firma.
“Son personas brillantes y talentosas”, comentó Debbie Pickle, directora de Recursos Humanos. “No deberíamos limitar cómo creemos que pueden aportar valor”.
No obstante, reconoce que la eficiencia lograda con la IA permite mantener estable el número de empleados mientras se expande el negocio.
Irónicamente, muchos de los empleos mejor remunerados para recién graduados, como los puestos en Wall Street o en grandes despachos jurídicos, también han sido afectados por la automatización. Aunque son trabajos prestigiosos, estaban basados en tareas repetitivas que ahora pueden ser realizadas por IA.
Carlyle, firma de inversión, ha adaptado sus procesos de capacitación: ahora entrena a sus nuevos empleados en el uso de IA y creó la “Universidad de IA”, donde se comparten mejores prácticas. “El trabajo intelectual es prácticamente el mismo. Solo cambia la velocidad”, explicó Lúcia Soares, directora de sistemas de Carlyle.
Antes, un analista debía buscar artículos, solicitar documentos, subrayar datos y copiarlos manualmente. Actualmente, la IA realiza la mayor parte de esas tareas, aunque el empleado todavía debe verificar la información y aplicar criterio. Soares señaló que Carlyle mantiene el volumen de contrataciones de nivel inicial, pero el 90% de su personal ya utiliza herramientas de IA generativa.
A pesar de estos avances, muchos ejecutivos reconocen que la IA aún no puede reemplazar completamente a los humanos, aunque esperan que esa brecha se cierre pronto. Rebecca Price, de la firma Primary Venture Partners, está promoviendo que los directores reconsideren cada contratación: ¿puede este rol ser automatizado?