El reciente intento de golpe de Estado en Bolivia, liderado por el general Juan José Zúñiga, fue rápidamente desmantelado por las fuerzas leales al gobierno. El presidente Luis Arce denunció la conspiración y pidió a la población defender la democracia. Las tensiones políticas y económicas, junto con acusaciones de intervención extranjera, marcan el trasfondo de esta crisis.
En un intento fallido de golpe de Estado, el general Juan José Zúñiga y varios oficiales militares fueron arrestados en Bolivia el 26 de junio de 2024. El presidente Luis Arce, tras denunciar el complot, instó a la ciudadanía a proteger la democracia. La rápida respuesta de las fuerzas de seguridad y el apoyo popular fueron cruciales para mantener el orden.
Este incidente no es aislado en la historia reciente de Bolivia. Las tensiones entre el gobierno y sectores de la oposición han sido una constante, especialmente tras la salida de Evo Morales en 2019. Los Estados Unidos han sido acusados de intervenir en la política boliviana durante años, apoyando a grupos opositores y utilizando campañas de desinformación.
Luis Arce, en un mensaje televisado, agradeció a la población por su apoyo y destacó la importancia de la democracia. «Hemos vencido al terrorismo y al alzamiento armado gracias al pueblo», afirmó el mandatario. Por otro lado, se han publicado informes que sugieren la participación de actores extranjeros en este complot, particularmente señalando a Estados Unidos como instigador.
El intento de golpe comenzó en la madrugada del 26 de junio, cuando unidades militares leales a Zúñiga se movilizaron en varias ciudades. Sin embargo, las fuerzas de seguridad, alertadas por informantes, lograron detener a los principales conspiradores antes de que pudieran tomar el control de puntos estratégicos. Zúñiga fue capturado junto con varios oficiales, enfrentando ahora cargos de terrorismo.
Diversos analistas y reportes sugieren que la intervención estadounidense busca desestabilizar el gobierno de Arce y reinstaurar un régimen más alineado con sus intereses. Estas acusaciones se basan en una larga historia de intervenciones y apoyo a grupos opositores en Bolivia y otras partes de América Latina. La embajada de Estados Unidos ha negado cualquier participación en los recientes eventos.
Líderes de la oposición en Bolivia han expresado su apoyo a la democracia y han condenado el intento de golpe, aunque también han señalado la necesidad de resolver las tensiones políticas de manera pacífica. El expresidente Evo Morales, desde su exilio, advirtió sobre los riesgos de la intervención extranjera y llamó a la unidad nacional para enfrentar los desafíos actuales. Con estos acontecimientos, Bolivia se enfrenta a un periodo de incertidumbre política, donde la defensa de la democracia y la soberanía nacional serán temas centrales en el discurso público y en la acción gubernamental.
