Kimberly Cheatle enfrenta fuertes críticas y demandas de renuncia tras el fallido operativo de seguridad durante un mitin de Donald Trump.

Kimberly Cheatle, directora del Servicio Secreto, compareció ante el Congreso de Estados Unidos el 22 de julio de 2024, para abordar las fallas en la seguridad que permitieron un intento de asesinato contra el expresidente Donald Trump durante un mitin en Butler, Pennsylvania. Legisladores de ambos partidos han exigido su renuncia debido a estos graves errores operativos.

El intento de asesinato ocurrió mientras Trump daba un discurso en un mitin de campaña. Un atacante disparó desde un tejado cercano, hiriendo a Trump y causando la muerte de un espectador e hiriendo a otros dos. El atacante fue abatido por agentes del Servicio Secreto en el lugar.

Durante su testimonio, Cheatle admitió que el ataque representó el mayor fracaso operacional del Servicio Secreto en décadas. También reveló que se habían rechazado solicitudes de recursos adicionales para la seguridad de Trump, contradiciendo declaraciones anteriores de la agencia.

El presidente del Comité de Supervisión y Responsabilidad, James Comer, enfatizó la necesidad de respuestas claras sobre cómo se permitió que un tejado tan cercano a Trump estuviera desprotegido. Este evento ha generado un escrutinio significativo sobre los protocolos de seguridad actuales del Servicio Secreto.

Las críticas no tardaron en llegar de ambos lados del espectro político, con numerosos legisladores exigiendo la renuncia de Cheatle. Aunque inicialmente se negó, Cheatle terminó renunciando al día siguiente de su testimonio, subrayando la gravedad de la situación y la presión política ejercida.

La audiencia y las repercusiones inmediatas han puesto de relieve la necesidad urgente de revisar y mejorar las medidas de seguridad para proteger a figuras políticas de alto perfil. El Congreso y otras agencias están ahora enfocados en asegurar que fallos como estos no se repitan en el futuro.