La joven busca dejar un legado a través de su participación en Miss Universo México 2025, promoviendo valores de autenticidad y sostenibilidad
Emiré Arellano se prepara para representar a Yucatán en Miss Universo México 2025, con una convicción clara: la autenticidad y la perseverancia valen más que los estereotipos. A sus 29 años, Emiré no solo aspira a sobresalir en un certamen de belleza, sino también a dejar un legado que motive a otras personas a atreverse a ser ellas mismas.
Emiré Arellano Escalante es la mayor de tres hermanos; sus padres son Junior Arellano y Celina Escalante. Estudió Derecho y actuación en el Cea de Televisa; además, dirige una agencia de marketing y una joyería, trabajos que combina con su labor como modelo.
Tras casi una década de su primera y única participación en certámenes de belleza, decidió volver a competir porque siente que ahora tiene una vida más plena y una perspectiva diferente de sí misma y del mundo.
En una entrevista con Diario de Yucatán, la candidata yucateca explicó que se integró al proyecto mediante un casting nacional y expresó su gratitud hacia Jorge Figueroa, director de Miss Universe México, por brindarle la oportunidad de participar y representar a Yucatán. También reveló que tomó la decisión impulsada por su esposo y motivada por su deseo de compartir con otras personas su pasión, autenticidad y constancia.
“Estoy representando a todas esas personas que sienten miedo de mostrarse tal cual son. Flaquita, chaparrita, alta, con granitos o sin ellos… El ser humano es perfecto solo por existir”, afirmó.
Durante su visita a Diario de Yucatán, Emiré Arellano, Miss Universo Yucatán 2025, expresó que su participación en el certamen tiene un enfoque más allá de lo superficial. Su iniciativa “Percha House” busca promover la reutilización de ropa y el desapego material, alineándose con un compromiso por la sostenibilidad. Muchos de sus atuendos durante el proceso son de segunda mano, elaborados con telas recicladas o reconfiguradas.
“No se trata de tener el vestido más caro de diseñador, sino de darle significado a cada prenda que utilizamos. Todo lo que llevo tiene un porqué”, comentó. Incluso, su capa de boda será reutilizada para la final, pintada con pigmentos naturales y transformada en parte del vestido con el que planea deslumbrar.
Emiré es consciente de que la competencia será exigente, enfrentándose a grandes rivales. Por ello, con el apoyo de Raúl Herrera, coordinador de Miss Universe Yucatán, analiza sus áreas de oportunidad y las clases que debe tomar. Pero su preparación no solo es física; además de clases de pasarela, alimentación, oratoria y ejercicio, ha reforzado su expresión escénica con clases de actuación, disciplina que domina por su experiencia en televisión, cine y teatro.
Asimismo, busca reconectarse con sus raíces mayas, tomando clases de lengua maya, ya que reconoce la importancia de preservar y promover su cultura.
En su carrera actoral, Emiré ha participado en producciones como Tierra de Esperanza, El Gallo de Oro, Mujer de Nadie y en la película de Hollywood Parpadea dos veces (Blink Twice), protagonizada por Channing Tatum, que se filmó en Yucatán y Quintana Roo.
Sobre su visión de la belleza, Emiré ha manifestado que una reina debe ser auténtica. Durante el certamen, ha enfrentado comentarios sobre su cuerpo, pero mantiene su postura: “Yo vengo a representar a la mujer real”. Considera que los certámenes han evolucionado favorablemente, permitiendo la participación de mujeres casadas, mayores de 28 años y con trayectorias diversas, rompiendo antiguos moldes.
Aunque lleva pocos meses casada, ya reconoce los retos de equilibrar esa nueva etapa con sus metas personales y profesionales. Su mayor inspiración, dice, es su madre, a quien define como “amor puro”, siempre presente, aunque a veces no entienda del todo el mundo del espectáculo.
Más allá de obtener una corona nacional, Emiré quiere dejar un legado que trascienda: “Los sueños no tienen fecha de caducidad”, afirmó con convicción. Cree que una reina de belleza debe ser segura, fuerte, auténtica y poseer inteligencia emocional para afrontar la exposición pública y los desafíos que ello implica.
Para Emiré, representar a Yucatán es su mayor orgullo: “No solo llevo la banda, llevo a Yucatán en mí. Amo mi estado, su gente, sus jaraneros, su gastronomía. Me emociona profundamente poder llevar eso al escenario nacional”.
La final del certamen se realizará en septiembre en Guadalajara, y ella se prepara con determinación, confiada en su historia y en la capacidad de conectar con quienes alguna vez sintieron que no encajaban. “Ser reina de belleza no es ficción, pero sí una plataforma para demostrar que lo real también brilla. Y yo estoy aquí para demostrarlo.”