El 26 de junio de 2024, México experimentó una serie de temblores que afectaron varias regiones del país. El Servicio Sismológico Nacional reportó un sismo de magnitud 4.0 en Morelos y otro de 5.7, que se sintió en diversas ciudades, generando evacuaciones preventivas en edificios altos.
Los temblores se deben a la ubicación geográfica de México en una zona de alta actividad tectónica, donde interactúan las placas Caribe, Norteamérica, Pacífico, Rivera y Cocos. Las autoridades han pedido a la población mantenerse alerta y seguir las indicaciones de seguridad.
No se reportaron daños significativos en las áreas afectadas por el temblor de 4.0 en Morelos. Sin embargo, el sismo de 5.7 generó mayor preocupación, especialmente en edificios altos donde se llevaron a cabo evacuaciones preventivas para evitar posibles incidentes.
En la Ciudad de México, los residentes sintieron el temblor de 5.7, lo que llevó a una rápida respuesta de los servicios de emergencia y la activación de protocolos de seguridad. Las autoridades locales confirmaron que no hubo daños graves ni heridos, pero recomendaron revisar las estructuras de los edificios.
Este evento se suma a una serie de sismos que México ha experimentado en las últimas semanas, resaltando la necesidad de mantener una infraestructura resistente y protocolos de emergencia bien establecidos. La población está cada vez más consciente de la importancia de estar preparada para estos eventos.
Expertos en sismología subrayan que la actividad sísmica en México es constante debido a la convergencia de placas tectónicas. La educación y preparación son claves para mitigar los efectos de estos fenómenos naturales y reducir riesgos para la población.
Las autoridades continúan monitoreando la situación y proporcionando actualizaciones a través del Servicio Sismológico Nacional. Se espera que la población siga las recomendaciones de seguridad y se mantenga informada sobre cualquier nueva actividad sísmica.