Sherry Xue Li se declara culpable de estafar más de 30 millones de dólares y canalizar fondos ilícitos hacia campañas políticas en Estados Unidos, incluyendo la de Donald Trump.
Sherry Xue Li, una empresaria de 48 años originaria de Oyster Bay, Nueva York, se declaró culpable en una corte federal en Long Island por su participación en un esquema financiero ilícito que duró casi una década. La acusada fue señalada por las autoridades por estafar a inversores internacionales, principalmente provenientes de China, por un monto superior a los 30 millones de dólares, y por canalizar parte de esos fondos hacia campañas políticas en Estados Unidos, incluyendo un evento de recaudación de fondos en 2017 para la campaña de reelección del entonces presidente Donald Trump.
En su declaración, Li admitió su implicación en cargos de conspiración para el lavado de dinero y conspiración para defraudar a las autoridades de Estados Unidos, específicamente en la obstrucción de la administración de las leyes de financiamiento de campañas de la Comisión de Elecciones Federales (FEC). La fiscalía, que la acuso formalmente, informó que enfrenta una posible sentencia de hasta 20 años de prisión, la cual será dictada el próximo 5 de diciembre. Desde 2022, Li permanece en detención preventiva.
Su coacusado, Lianbo Wang, también implicado en los mismos delitos, se declaró culpable en marzo de 2024 y fue condenado a cinco años de prisión. Las investigaciones revelaron que el esquema fue orquestado por Li y Wang, quienes persuadieron a más de 150 inversores para que aportaran aproximadamente 500 mil dólares cada uno, prometiéndoles en realidad obtener el estatus de residentes permanentes legales en Estados Unidos a través de un proyecto de desarrollo ficticio.
Para financiar sus gastos personales, Li y Wang utilizaron millones de dólares provenientes de las inversiones. Entre los gastos reportados se incluyen ropa, joyas, propiedades, viajes de lujo y cenas exclusivas. Además, vendieron acceso a políticos estadounidenses en eventos de recaudación, y parte del dinero obtenido ilegalmente se destinó a realizar contribuciones políticas en nombre de los inversores, sin que estas campañas tuvieran conocimiento de la procedencia ilícita de los fondos.
Uno de los hechos más relevantes ocurrió el 28 de junio de 2017, cuando Donald Trump participó en un evento de recaudación de fondos en su hotel en Washington, para su campaña de reelección de 2020. Los fiscales indicaron que Li y Wang cobraron a cada uno de los 12 inversores extranjeros 93 mil dólares por entrada, y posteriormente usaron esos fondos para hacer contribuciones ilegales por un total de 600 mil dólares a la campaña de recaudación del evento.
Li fue fotografiada junto a Trump y su esposa, Melania, en esa ocasión, y posteriormente utilizó esa imagen para solicitar donaciones para su proyecto inmobiliario ficticio. Además, otros inversores y potenciales contribuyentes recibieron folletos en los que Li o Wang aparecían junto a Trump y otros políticos, como el entonces gobernador de Nueva York, Andrew Cuomo, lo que evidencia el grado de manipulación en el esquema.
Tanto Li como Wang, quienes son ciudadanos estadounidenses naturalizados, también realizaron contribuciones millonarias a otras campañas federales, estatales y locales, muchas de las cuales no han sido identificadas por las autoridades. La fiscal federal para el Distrito Este de Nueva York, Joseph Nocella Jr., afirmó que Li defraudó a más de 150 víctimas en Estados Unidos y en el extranjero, con el objetivo de obtener ganancias vendiendo acceso al proceso democrático y, de ese modo, intentar corromper la integridad de las elecciones en el país.
Como parte de su acuerdo de culpabilidad, Li aceptó renunciar a 31.5 millones de dólares y a tres propiedades. La investigación continúa en curso, pero la condena y las acciones legales en torno a este caso representan un duro golpe a las prácticas de financiamiento ilícito y corrupción en el ámbito político estadounidense.