La firma, con antecedentes judiciales en España y una histórica presencia en el mercado mexicano, realiza una de las operaciones más relevantes en el sector energético nacional
La empresa española Cox, especializada en agua y energía, sorprendió al sector energético de México al adquirir los últimos activos de Iberdrola en el país en una operación valuada en 4,200 millones de dólares. Esta transacción representa un movimiento estratégico de gran relevancia en el mercado, además de marcar un hito en la historia corporativa de Cox, que arrastra un pasado de litigios judiciales en España y una presencia en el mercado mexicano que ha sido marcada por altibajos.
Desde 2015, Cox opera en México a través de su subsidiaria Cox Energy América, y en 2020 realizó su debut en la Bolsa Institucional de Valores (Biva). Esta bolsa, creada en 2018 por el grupo financiero Central de Corretajes (Cencor), tiene una participación marginal en el mercado bursátil mexicano. La oferta pública inicial de Cox Energy fue, en efecto, la primera y hasta ahora única colocación de capital en su historia, lo que refleja su carácter aún emergente en el ámbito financiero del país.
En ese momento, Enrique Riquelme Vives, presidente de la firma, mantenía reuniones informales en cafés, asegurando tener un preacuerdo con el entonces presidente Andrés Manuel López Obrador para formar una alianza entre Pemex y Cox. La finalidad era inaugurar una división de energías renovables en la petrolera estatal. Sin embargo, dicha alianza nunca se concretó, en parte por el recelo del mandatario hacia las energías verdes, lo que dejó en duda las promesas iniciales de colaboración.
La operación de Cox en México ha generado diversas interrogantes en el sector, principalmente respecto a por qué empresas como Acciona o Enel no avanzaron en la adquisición de los activos de Iberdrola. La falta de avances por parte de estos potenciales compradores ha llevado a preguntarse qué condiciones o acuerdos logró Cox que otros no pudieron. La respuesta parece estar vinculada a la estrategia y a las negociaciones específicas que la firma española pudo haber establecido con los reguladores y las partes involucradas.
En el plano internacional, Cox protagonizó en 2023 la adquisición de activos de Abengoa, una multinacional andaluza de ingeniería y energía que atravesaba una profunda crisis tras varios rescates y dificultades financieras. Cox presentó una oferta de último momento en el concurso de acreedores, logrando que su propuesta fuera la seleccionada por el juzgado, por considerarla la más sólida frente a otras como las de Urbas, Terramar, RCP y Ultramar.
El conflicto con Urbas, que inicialmente parecía la favorita, culminó en tribunales tras acusaciones de uso indebido de información confidencial por parte de Cox. La disputa derivó en tres querellas penales, que posteriormente fueron archivadas, y en las que los jueces señalaron una actuación con “mala fe” por parte de Urbas. Estos litigios y antecedentes judiciales en España han marcado la historia reciente de Cox, que ha tenido que afrontar procesos legales complejos en varias ocasiones.
En noviembre de 2024, Cox anunció su intención de comenzar a cotizar en la bolsa española, un paso considerado estratégico para fortalecer su financiamiento a futuro. Aunque algunos analistas sugirieron que el momento no era el ideal, la firma buscaba aprovechar esta vía para ampliar su capital y mejorar su posición en el mercado. Al transparentar sus balances, se evidenció que entre el 90% y 94% de sus ingresos provienen de los activos adquiridos en Abengoa, que además arrastra litigios pendientes por más de 360 millones de euros, incluyendo una causa relevante en Brasil.
A pesar de los obstáculos, Cox logró debutar en bolsa con respaldo de inversores institucionales y el apoyo de su fundador, Enrique Riquelme, quien aportó 15 millones de euros de su propio patrimonio para la operación. Además, incorporó a figuras de alto perfil en su directorio, incluyendo exejecutivas de PwC y Google, con el objetivo de fortalecer su reputación ante grandes fondos de inversión.
Tras su debut, las acciones de Cox experimentaron una caída inicial de hasta 18,75% en los primeros seis meses, alcanzando un mínimo de 8 euros en mayo. Sin embargo, desde mediados de julio, el valor comenzó a recuperarse, logrando una ganancia acumulada del 7% desde su inicio en bolsa. En el primer semestre de 2024, la firma reportó un incremento del 62% en comparación con el período anterior, con un EBITDA de 82 millones de euros y un margen del 16%, además de beneficios netos por 13 millones de euros.
La venta de los activos de Iberdrola aún requiere la aprobación de los reguladores mexicanos, pero ya representa un movimiento estratégico decisivo en el sector energético del país. La operación incluye la adquisición de 15 centrales eléctricas con una potencia instalada superior a 2,600 megavatios, una participación del 25% en el mercado de suministro a usuarios calificados con más de 20 teravatios-hora anuales y un portafolio de más de 12 gigavatios en proyectos futuros de generación. Además, la operación contempla la absorción de más de 800 empleados de Iberdrola y una inversión de 10,700 millones de dólares en el periodo 2025-2030.
El secretario de Economía, Marcelo Ebrard, celebró la operación y elogió a Enrique Riquelme, a quien calificó como “muy joven” y destacado por sus inversiones en energías limpias. Con esta venta, Iberdrola completa su salida definitiva de México, tras haber vendido en 2024 23 centrales eléctricas por aproximadamente 6,000 millones de dólares.