Pausa arancelaria brinda respiro, pero mantiene incertidumbre en México

Redacción
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Foto: Especial

La extensión de 90 días genera un espacio para el diálogo, pero no elimina riesgos para la economía y la relación bilateral con Estados Unidos

La pausa arancelaria de 90 días acordada para México representa un alivio temporal para el país, pero no elimina la incertidumbre que afecta la economía nacional y la relación con Estados Unidos. La Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex) destacó que, si bien la medida evita una crisis inmediata, no resuelve la problemática de fondo. México sigue enfrentando un arancel del 25% en exportaciones que no cumplen con los requisitos del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (TMEC), además de un arancel del 25% en exportaciones automotrices y tasas del 50% en acero, aluminio y cobre.

El organismo patronal advirtió que estos gravámenes impactan directamente a sectores estratégicos, ejerciendo presión sobre la industria nacional y limitando su capacidad de competir en el mercado internacional. La prórroga, si bien permite un espacio para el diálogo, también genera una percepción de incertidumbre que puede frenar nuevas inversiones. La Coparmex enfatizó que cada extensión de esta pausa mantiene en vilo las expectativas del sector empresarial y dificulta la planificación a largo plazo.

La volatilidad en el ámbito comercial representa un riesgo que Norteamérica no puede permitirse en un contexto de desaceleración económica y alta competencia global. La relación bilateral entre México y Estados Unidos, que no se limita a aspectos comerciales, también abarca temas estratégicos como seguridad, migración y cooperación económica y cultural. La colaboración en estos ámbitos es fundamental para fortalecer la integración regional y afrontar los desafíos compartidos.

La organización subrayó que México debe aprovechar estos 90 días para fortalecer su posición negociadora, atender problemas de inseguridad, consolidar el Estado de Derecho y ofrecer certeza jurídica. Elementos como el acceso competitivo a energía son clave para atraer inversión extranjera y mantener las cadenas de suministro. La estabilidad en estos aspectos permitirá al país aprovechar mejor las oportunidades de crecimiento y diversificación de mercados.

En 2024, el comercio entre México y Estados Unidos superó los 774 mil millones de dólares, consolidando a Norteamérica como uno de los bloques más dinámicos del mundo. México continúa siendo el principal socio comercial de Estados Unidos, con un intercambio de 74.5 mil millones de dólares en mayo, según datos de la Oficina del Censo de Estados Unidos. Sin embargo, la amenaza de medidas unilaterales que pongan en riesgo ese equilibrio contradice los principios del TMEC y puede limitar su potencial.

La Coparmex hizo un llamado al gobierno mexicano para mantener un diálogo estratégico y permanente con las autoridades estadounidenses, con el fin de garantizar condiciones de estabilidad y certidumbre para las empresas. La defensa del TMEC es prioritaria, ya que ha sido la base para fortalecer cadenas de valor, atraer inversiones y crear empleos de calidad. La organización resaltó que México debe mantener una postura firme en las mesas de negociación, asegurando que los compromisos comerciales se respeten y que las diferencias se resuelvan por los mecanismos establecidos en el acuerdo.

Asimismo, la organización resaltó la importancia de diversificar mercados, especialmente hacia Europa, Asia y América Latina. La iniciativa de nearshoring y otros mecanismos representan oportunidades que deben aprovecharse mediante políticas públicas eficaces, infraestructura adecuada y seguridad para los inversionistas. La reducción de la dependencia de un solo socio comercial es esencial para fortalecer la economía mexicana y reducir vulnerabilidades ante posibles cambios en las políticas de Estados Unidos.

La situación actual exige una visión estratégica que permita a México consolidar su presencia en mercados internacionales y proteger sus intereses económicos y de seguridad. La prórroga de 90 días debe ser vista como una oportunidad para avanzar en estos objetivos, fortaleciendo la postura nacional en las negociaciones y asegurando un entorno favorable para las inversiones y el crecimiento sostenido.

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