Iberdrola evalúa vender sus centrales en México ante incertidumbre jurídica

Redacción
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El posible retiro de Iberdrola del mercado mexicano refleja una estrategia de diversificación y adaptación a las condiciones regulatorias del país

Cox Energy, cuyo enfoque principal ha sido la energía solar, busca ampliar su participación en el sector de generación y fortalecer su posición en un mercado que ha sido afectado por la salida de otros actores privados debido a la incertidumbre jurídica persistente. La firma pretende diversificar su portafolio y aprovechar las oportunidades que surgen en un entorno desafiante para los inversores en energías renovables en México.

No obstante, Cox Energy no es la única interesada en estas centrales. También hay indicios de que el gobierno mexicano podría estar considerando adquirir estos activos, en línea con lo ocurrido en la primera venta de Iberdrola. Óscar Ocampo, director de desarrollo económico del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), comentó que “al final, quien se quede con las centrales, se trata de activos rentables, verdes en su mayor parte, y eso es bueno”. Esta declaración subraya el valor que todavía tienen estos activos en el mercado.

La estrategia de Iberdrola está siendo guiada por una decisión corporativa más amplia, que consiste en abandonar mercados donde perciben señales de inestabilidad jurídica y concentrarse en otros con condiciones más sólidas y previsibles, como Estados Unidos y Reino Unido. “Están tratando de ir hacia la parte de redes y en México no hay potencial para eso porque la Constitución no lo permite y eso está muy claro”, explicó Pérez Guerra. La empresa española prioriza mercados donde la regulación favorezca su negocio y donde pueda mantener una presencia estable.

Aunque Iberdrola no ha confirmado oficialmente la venta de sus activos en México, todo indica que su estrategia de diversificación ya no contempla al país. En caso de concretarse, esta sería la segunda salida importante de Iberdrola, lo que marcaría un cierre casi definitivo de su presencia operativa en México. La decisión refleja un replanteamiento de su portafolio global, en línea con su enfoque en mercados con mayor estabilidad jurídica.

“Parte de esta decisión de Iberdrola podría estar relacionada con su enfoque en otros mercados, como el de baterías, y en definitiva se trata de una decisión de negocios. Es probable que haya sido afectada, como muchos otros, por temas de justicia y certidumbre jurídica, pero creo que la principal razón es su interés en enfocarse en un mercado diferente”, agregó el presidente de la Asociación Mexicana de Energía Eólica y Solar (AMDEE).

La primera gran desinversión de Iberdrola en México, concretada en febrero de 2024, incluyó la venta de 13 plantas, principalmente de ciclo combinado y una eólica. El proceso fue presentado por el gobierno como una reconciliación histórica, tras años de confrontación con la compañía española. Sin embargo, el proceso no fue sencillo y estuvo marcado por obstáculos regulatorios y legales.

En ese momento, la entonces Comisión Federal de Competencia Económica (Cofece) advirtió que la propiedad directa de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) sobre esas plantas generaría un monopolio en el mercado eléctrico. Como respuesta, el gobierno diseñó mecanismos financieros autónomos para la adquisición, con condiciones que garantizaban la operación independiente de las plantas y evitaban la concentración del mercado. México Infrastructure Partners y el Fondo Nacional de Infraestructura (Fonadin) fueron las entidades financieras encargadas de realizar las operaciones, siguiendo las recomendaciones de la Cofece para mantener la independencia de las plantas en el mercado.

Con la disolución de la Cofece y la ausencia de un órgano especializado que regule la concentración de mercado, quedan dudas sobre las condiciones en las que el Estado podría repetir esas fórmulas en el futuro. La falta de reglas claras y de un marco regulatorio definido podría complicar la transparencia y la seguridad en futuras operaciones de venta o adquisición de activos.

Desde el sector ambiental, algunos expertos consideran que la posible venta forma parte de los ciclos habituales del negocio. Adrián Fernández, director ejecutivo de la Iniciativa Climática de México (ICM), señaló que “lo que estamos viendo en México es un cambio para la toma de decisiones del sector, se están elaborando los reglamentos específicos que determinarán las condiciones que deben seguir las empresas que quieran invertir en México en materia de renovables”. La regulación en proceso busca crear un marco más estable y predecible para los inversores en energías limpias.

A pesar de la incertidumbre regulatoria, los activos de Iberdrola en México siguen siendo considerados atractivos debido a que son plantas en operación, muchas con contratos a largo plazo, situadas en zonas con alta rentabilidad en la red eléctrica. Por ello, empresas como Cox Energy continúan buscando consolidar su participación en el mercado, confiando en las oportunidades que aún existen pese a los riesgos regulatorios.

El proceso de posible venta también envía una señal a otros inversionistas, quienes evalúan las distintas oportunidades en diferentes mercados. Óscar Ocampo comentó que “efectivamente hay mercados más atractivos, como Reino Unido, Europa en general y Estados Unidos, lo que lleva a Iberdrola a abandonar el mercado mexicano”. Aunque reconoció que esto no indica que México sea un destino poco viable para la inversión, sí refleja un cambio en la estrategia de la compañía. La decisión de Iberdrola de salir del mercado mexicano no necesariamente señala un problema catastrófico, sino un ajuste en su enfoque global hacia mercados con mayores garantías regulatorias y de estabilidad jurídica.

En este contexto, la posible venta de las centrales de Iberdrola en México representa un capítulo más en la dinámica del sector energético, marcada por los cambios regulatorios, las decisiones corporativas y las oportunidades de inversión. La forma en que el gobierno y los actores privados respondan a estas circunstancias determinará el futuro de la generación eléctrica en el país y la participación de actores internacionales en el mercado mexicano.

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