Dos oficiales de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza se declararon culpables de permitir el ingreso de narcóticos sin inspección en California
El Departamento de Justicia de Estados Unidos informó que dos agentes de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) aceptaron su culpabilidad en la Corte de Distrito Sur de California, por facilitar el ingreso de drogas en territorio estadounidense. Estas declaraciones se dieron en el marco de una investigación en la que se ha detectado la participación de oficiales en actividades relacionadas con el narcotráfico.
Las autoridades judiciales identificaron a los oficiales implicados como Diego Bonillo y Jesse Clark García, de 30 y 37 años de edad, quienes conspiraban con un cártel de drogas mexicano para permitir que vehículos cargados con narcóticos ingresaran a Estados Unidos sin ser inspeccionados. La colaboración de estos agentes facilitaba el paso de sustancias ilícitas, violando así las normativas de seguridad en las fronteras.
De acuerdo con los datos revelados, la organización multinacional de narcotráfico (DTO) enviaba los vehículos con droga a través de los carriles operados por García y Bonillo, con pleno conocimiento de que no serían sometidos a revisión alguna. Este modus operandi permitía a los cárteles introducir grandes cargamentos de drogas en territorio estadounidense de manera clandestina, aprovechando la complicidad de los oficiales de la CBP.
Se informó que, mediante un código secreto basado en emojis, los agentes comunicaban a los miembros del cártel el horario y el carril asignado para facilitar el paso de los vehículos, sin que las autoridades detectaran la operación. Los detalles sobre estos intercambios cifrados no fueron revelados en su totalidad, pero se confirmó el uso de este método de comunicación clandestino para coordinar las entregas.
Los oficiales implicados tenían asignaciones específicas en diferentes puntos de entrada en California. García operaba en la Garita Internacional de Tecate, ubicada en el 405 Tecate Road, mientras que Bonillo trabajaba en el puerto de entrada de Otay Mesa, en California. La ubicación de ambos puntos facilitaba las acciones del cártel, dado que son puntos estratégicos para el ingreso de mercancías ilegales hacia Estados Unidos.
García se declaró culpable el 8 de julio de 2025 de nueve cargos, entre ellos conspiración para importar sustancias controladas y la importación de cocaína, metanfetamina y fentanilo. La aceptación de su culpabilidad incluyó cargos relacionados con la participación activa en estos delitos, lo que refleja la gravedad de sus acciones y su colaboración con las autoridades en la investigación.
Por su parte, Bonillo se declaró culpable el 28 de julio de 2025, poco antes de que comenzara su juicio. En su declaración, admitió responsabilidad en tres cargos, entre ellos conspiración para importar sustancias controladas, así como la importación de fentanilo y heroína. La confesión de Bonillo se enmarca en un acuerdo que reconoció su participación en estos delitos.
Se destacó que Bonillo admitió haber permitido el ingreso a Estados Unidos de al menos 75 kilogramos de fentanilo, 4.5 kilogramos de metanfetamina y más de un kilogramo de heroína, cifras que evidencian la magnitud de su colaboración con el cártel y la cantidad de droga que facilitó ingresar al país. La participación de ambos agentes, además, no solo implicó la omisión de inspecciones, sino que también fue lucrativa para ellos.
El Departamento de Justicia señaló que tanto García como Bonillo se beneficiaron económicamente de sus acciones. Los ingresos obtenidos por permitir el ingreso de drogas les permitieron financiar viajes nacionales e internacionales y adquirir artículos de lujo. Además, intentaron comprar bienes raíces en México con las ganancias ilícitas, evidenciando que sus actividades ilícitas tuvieron un impacto económico considerable en sus vidas.
En cuanto a su procedencia, Jesse Clark García es originario de San Diego, California, mientras que Diego Bonillo proviene de Chula Vista, en el condado de San Diego, justo al norte de la frontera con Tijuana, Baja California. Las sentencias para ambos oficiales están programadas para el 26 de septiembre y el 7 de noviembre de 2025, respectivamente, en una muestra de la gravedad de las acusaciones en su contra.
El uso de emojis en el tráfico de drogas no es una práctica nueva. Diversas investigaciones indican que los cárteles emplean estos símbolos en plataformas digitales para coordinar actividades ilícitas. La Administración de Control de Drogas (DEA) incluso ha elaborado una guía de códigos con emojis para orientar a padres, tutores y educadores sobre su uso en relación con el narcotráfico.
Estos iconos, además de facilitar la compra y venta de drogas en redes sociales como Snapchat, TikTok e Instagram, también se utilizan para actividades como el reclutamiento de nuevos integrantes para las organizaciones criminales. Los emojis se convierten así en una herramienta de comunicación clandestina que permite a los grupos delictivos mantener sus operaciones en secreto.
El Colegio de México (Colmex) ha estudiado este fenómeno en su investigación titulada “Nuevas fronteras en el reclutamiento digital”, en la que analizan los contenidos difundidos por distintos cárteles en plataformas digitales. La investigación revela que ciertos emojis son utilizados de forma indistinta para indicar incursiones armadas y operaciones criminales, lo que complica su detección por parte de las autoridades.
El uso de estos símbolos en el tráfico de drogas y actividades relacionadas demuestra la sofisticación y adaptación de las organizaciones criminales a las nuevas tecnologías. La incorporación de códigos visuales en sus operaciones digitales refleja un cambio en las formas tradicionales de comunicación, que ahora se aprovechan para mantener sus actividades en secreto y coordinarse de manera eficiente.