Varias regiones del país experimentaron movimientos telúricos en las primeras horas del día, destacando sismos en Oaxaca, Chiapas y Guerrero.
En las primeras horas del 10 de julio de 2024, México experimentó una serie de sismos que afectaron varias regiones del país. El más significativo fue un movimiento de magnitud 4.1 registrado en Pinotepa Nacional, Oaxaca, seguido por otros temblores en Chiapas y Guerrero. Esta actividad sísmica subraya la constante amenaza sísmica que enfrenta México debido a su ubicación geológica.
México se encuentra en una de las zonas con mayor actividad sísmica del mundo debido a la convergencia de cinco placas tectónicas. Este contexto geológico provoca que el país experimente numerosos temblores anualmente, muchos de los cuales superan los 4 grados en la escala de Richter.
El Servicio Sismológico Nacional reportó que el primer sismo significativo del día tuvo lugar a las 4:31 a.m. en Pinotepa Nacional, Oaxaca, con una magnitud de 4.1 y una profundidad de 14 kilómetros. Poco después, otro sismo de 4.7 grados se registró cerca de Mapastepec, Chiapas, a una profundidad de 16.1 kilómetros.
La actividad sísmica continuó con un tercer sismo de magnitud 4.1, esta vez al sur de Petatlán, Guerrero, con una profundidad de 16 kilómetros. Los temblores se sintieron en varias ciudades, aunque no se reportaron daños significativos ni víctimas.
Las autoridades de protección civil activaron protocolos de seguridad y recordaron a la población la importancia de seguir las indicaciones durante un sismo. En zonas propensas a estos fenómenos, se enfatizó la necesidad de tener un plan familiar de emergencia y conocer las rutas de evacuación.
México cuenta con un avanzado sistema de alerta sísmica que permite a la población prepararse ante movimientos telúricos. Este sistema ha demostrado ser crucial en la reducción de riesgos y en la preparación de la ciudadanía para enfrentar emergencias sísmicas.