En el cielo las nubes nos prometían lluvia y en tierra, en la Plaza del Colegio Civil
las diferentes bases sociales del Frente Popular Tierra y Libertad, del PT y cientos
de estudiantes de la Preparatoria Técnica “Gral. Emiliano Zapata” y de la
Universidad Emiliano Zapata se agrupaban para tomar la calle.
Una nube gris se posó justo encima de nosotros. Aquí y allá los paraguas fueron
desplegándose entre las personas ante una lluvia que se sentía que de un momento
a otro iba a arreciar.
A pocos minutos antes de que los colectivos tomaran la calle unidades de Movilidad
y de la Policía de Monterrey bloquearon el paso vehicular de la mitad de los carriles
de la Av. Benito Juárez mientras que, desde una pequeña bocina, que en momentos
era opacada por el ruido de la ciudad, se lograban escuchar pestes al “perro” Díaz
Ordaz; sin embargo, éramos tantos que sin duda la apasionada voz del orador no
llegaba a todos los extremos de la plaza.
A cinco minutos después de las seis de la tarde la marcha sale hacia el sur. Cargan
con banderas, carteles, mantas y tambores. Los trabajadores de los comercios de
alrededor salen a asomarse. Un comercio grande tenía dos guardias tapando las
puertas. En un cartel de un estudiante se leía “La revolución estudiantil sigue”. De
cerca, pero al margen los vendedores ambulantes seguían la manifestación. En las
banquetas la gente se detenía un momento para satisfacer su curiosidad sobre el
por qué de tal movimiento de gente.
En la calle Padre Mier se viró hacia el oriente. Durante el avance una parte de los
manifestantes coreaban “2 de octubre no es de fiesta, es de lucha y protesta”,
mientras que otra parecía tratar de imponer “El pueblo unido jamás será vencido”.
Llegando a la calle Ignacio Zaragoza se tomó rumbo hacia la Explanada de los
Héroes, y al llegar nos recibieron los versos de la canción “El Pueblo Unido Jamás
Será Vencido” que estallaban desde un par de bocinas. Cuando todos los colectivos
llegaron al lugar se pidió un minuto de silencio con el puño en alto. Tras pasar el
minuto, el aire se rompió con un estruendoso: “2 de octubre no se olvida. No un
minuto de silencio, toda una vida de lucha. Ni perdón ni olvido”.
Siguieron algunos discursos en los que se menciona la búsqueda de la verdad y la
lucha contra el olvido, y para finalizar tomó la palabra el Diputado y Dirigente
Nacional del Partido del Trabajo (PT) Alberto Anaya, quien habló de su apoyo a
Claudia Sheinbaum y del trabajo que queda por hacer para sustituir las estructuras
formadas en más de tres décadas de neoliberalismo.
Finalmente, con las ultimas luces del sol ya abandonándonos a lo lejos y con el
himno “Venceremos” entonado en las bocinas se da por terminada la marcha.