Hijo del expresidente López Obrador asegura haber pagado su viaje con recursos propios y denuncia espionaje por parte de sus críticos
Tras la controversia generada por su reciente viaje a Japón, Andrés Manuel López Beltrán, hijo del expresidente Andrés Manuel López Obrador, emitió un comunicado en sus redes sociales para aclarar su postura. En dicho mensaje, afirmó que realizó su viaje utilizando recursos propios y en vuelos comerciales, descartando cualquier tipo de financiamiento externo o subsidios estatales. La declaración busca contrarrestar las acusaciones y dudas que han surgido respecto a su estilo de vida y sus supuestos gastos excesivos.
El joven político se dedicó a descalificar a sus críticos, a quienes calificó como parte de la “hampa del periodismo” y “espías conservadores”. Además, acusó a estos sectores de montar una campaña de acoso y linchamiento político, en la que, según afirmó, ha sido objeto de fotografías no autorizadas, seguimiento y amenazas, todo ello en un contexto impregnado de odio, clasismo y calumnias. La denuncia de espionaje forma parte de su argumento para justificar su viaje, asegurando que sus adversarios han enviado supuestos espías para acosarlo y desprestigiarlo públicamente.
En su comunicado, López Beltrán resaltó que desde niño aprendió que “el poder es humildad” y que la austeridad es un asunto de principios arraigados en su familia. Aseguró que vive en la “justa medianía” y que sus acciones están alineadas con los valores de sencillez y austeridad que tanto ha promovido su padre, el expresidente López Obrador. Sin embargo, no proporcionó comprobantes ni detalles específicos que puedan disipar las dudas respecto a los gastos en hoteles, señalando que pagó aproximadamente 7,500 pesos por noche, sin presentar evidencias documentales que respalden estos datos.
Por otro lado, López Beltrán acusó a sus críticos de pertenecer a la “mafia del poder” económico y político, y de ser parte de una estructura que busca mantener sus privilegios mediante campañas de desprestigio. Afirmó que, desde que inició el sexenio de su padre, su situación ha cambiado radicalmente: pasó de ser un joven sin empleo definido a convertirse en un funcionario con ingresos y viajes internacionales, incluyendo vacaciones en Japón y vestimenta de marca Prada. La comparación, que ha sido muy comentada, busca evidenciar el contraste entre su vida actual y su pasado, cuestionando la igualdad de oportunidades en México.
Asimismo, López Beltrán expresó que siempre valdrá la pena “pagar una cuota de humillación” cuando se lucha por una causa justa y en defensa de los intereses del pueblo. La declaración busca reforzar su compromiso con los valores que, según afirma, guían su vida y su misión política. Sin embargo, las críticas en redes sociales continúan, señalando la aparente contradicción entre sus palabras y las dudas legítimas sobre sus gastos y estilo de vida, en un contexto en el que la austeridad y la transparencia son temas prioritarios en la agenda política del país.
El caso ha abierto un debate sobre los límites entre la vida privada y las actividades públicas de figuras cercanas a dirigentes políticos, así como sobre la veracidad de las declaraciones relacionadas con gastos personales en un país donde la desigualdad y la corrupción siguen siendo desafíos pendientes. La polémica, lejos de disiparse, ha profundizado la discusión sobre la moralidad y la transparencia en el ejercicio del poder y la influencia política en México.