Expertos señalan que la petrolera mexicana requiere de nuevas estrategias y apoyos limitados del gobierno para incrementar su producción
Petróleos Mexicanos enfrenta uno de sus mayores desafíos: elevar la producción petrolera en un contexto de restricciones financieras y apoyo gubernamental cada vez menor. La compañía, que en el segundo trimestre del año promedió una producción de un millón 364 mil barriles diarios, registra una caída del 11.9% respecto a los primeros seis meses de 2024, cuando se alcanzaron un millón 485 mil barriles diarios. Este descenso, de 183 mil barriles por día, representa la mayor reducción en la producción desde el primer trimestre de 2019, según datos del Instituto Mexicano para la Competitividad.
Los análisis indican que uno de los principales obstáculos para revertir esta tendencia es la falta de recursos. Expertos en la materia consideran que el gobierno de México ya no cuenta con la capacidad financiera para seguir apoyando a Pemex mediante ayudas en efectivo o exenciones fiscales. La situación obliga a la empresa a buscar soluciones internas, como la optimización de contratos y el desarrollo de nuevas áreas de exploración y producción.
Desde la administración federal, se está promoviendo un plan de fortalecimiento para Pemex, denominado Plan para el Fortalecimiento de Pemex 2025-2035, que será presentado en Palacio Nacional durante la conferencia matutina. En este plan participarán la Secretaría de Energía, encabezada por Luz Elena González, así como la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, dirigida por Edgar Amador Zamora. Sin embargo, la verdadera estrategia para incrementar la producción aún no ha sido detallada públicamente.
Para lograr una producción sostenida de al menos 100 mil barriles diarios adicionales, expertos señalan que Pemex necesitaría perforar más de mil pozos en un solo año. Gonzalo Monroy, director general de GMEC, explicó que en toda la historia petrolera mexicana se han perforado aproximadamente ocho mil pozos, por lo que este objetivo resulta sumamente ambicioso. Además, criticó las reglas establecidas para los contratos mixtos, argumentando que dificultan el desarrollo a gran escala de nuevos campos y limitan la capacidad de la empresa para expandirse.
Monroy también mencionó que se podrían definir áreas específicas para explorar el fracking, una estrategia que representaría un cambio notable respecto a la política de la administración anterior. Por su parte, Oscar Ocampo, director de desarrollo económico del Instituto Mexicano para la Competitividad, advirtió que México tiene la producción petrolera más baja desde 1979, una tendencia que solo puede revertirse con liquidez suficiente para explorar y desarrollar nuevos campos. La escasez de recursos ha provocado que las perforaciones y el desarrollo de nuevos proyectos disminuyan, generando un círculo vicioso que dificulta la recuperación de la producción.
En cuanto a la refinación, Ramsés Pech, asesor en energía y economía, informó que la capacidad de procesamiento de Pemex se redujo de 1.6 a 1.4 millones de barriles diarios, una caída de 200 mil barriles. La disminución podría estar relacionada con ajustes en el presupuesto asignado a esta área, aunque aún no hay detalles precisos. Además, la inversión en Pemex Exploración y Producción ha consumido ya el 75% del presupuesto destinado en el primer semestre del año, lo que genera incertidumbre sobre la continuidad de las operaciones en los meses siguientes.
Los expertos coincidieron en que el gobierno federal ya no dispone de recursos suficientes para apoyar a Pemex en forma de ayudas directas. Ocampo afirmó que cambiar el régimen fiscal de la petrolera es improbable en este momento, y que los apoyos en especie tienen un límite. La prioridad del gobierno en estos momentos es la consolidación fiscal, enfocándose en reducir el déficit, por lo que no se esperan inyecciones significativas de recursos en efectivo para Pemex.
Por su parte, Gonzalo Monroy consideró que, dada la situación, la única vía posible sería algún tipo de condonación de impuestos para fortalecer la solvencia de Pemex y permitirle pagar a sus proveedores. Sin embargo, advirtió que las ayudas extraordinarias han pasado a ser una práctica rutinaria y que no se esperan más rescates económicos importantes. La opción de relanzar proyectos de exploración en aguas profundas también está en la agenda, pero sin fondos suficientes, Pemex no podrá avanzar en estos frentes sin una inyección de capital significativa, que el gobierno federal no tiene.
En relación con la refinería de Dos Bocas, Monroy señaló que probablemente habrá anuncios relacionados con su avance, aunque aún no opera al 100%. Actualmente, la producción en dicha planta se sitúa por debajo de los 200 mil barriles diarios, aún lejos de su capacidad total. La conclusión que surge es que Pemex continúa enfrentando obstáculos para alcanzar sus objetivos de producción y refinación en medio de una situación financiera adversa y sin apoyos fiscales sustanciales.
Pemex mantiene un papel estratégico para México, no solo por su impacto económico y fiscal, sino también por su relevancia social y estratégica. La petrolera ha sido durante décadas uno de los principales contribuyentes al erario, financiando programas sociales, salud y educación. Sin embargo, en el contexto actual, su futuro dependerá de una serie de decisiones que incluyen la búsqueda de recursos internos y la redefinición de su política de exploración y producción.